domingo, 12 de julio de 2020

Crónicas de un wn que fue a trabajar esta semana

Hasta hace unas semanas, mi oficina tenía esta política de que cada uno iba a trabajar dos o tres días a la semana, para mantener el distanciamiento social y lalalá. A inicios de julio, la política del gobierno cambió e hizo los permisos un tanto más jodidos. Así que ahora cada uno iría a trabajar una semana y ahí nos iríamos turnando.

Cuento corto, estuve en mi casa un mes entero. Haciendo teletrabajo igual, nunca tan pasta. Pero esta semana me tocó salir al mundo real y ver lo cambiado que ha estado, así que esas historias les narraré ahora porque necesito generar tráfico en este blog de mala muerte que nadie lee.

Tenía sueño, no me juzguen por la calidad de la foto.

El lunes desperté muchísimo más temprano que lo habitual porque (1) tengo el sueño super cambiado y (2) porque no sabía cuánto más/menos me iba a demorar. Desde que el país se fue al carajo en octubre que no he andado en metro, y mucho menos lo iba a ser ahora con el virus dando vuelta. Micro era mi mejor opción, si bien también hay un par de kilómetros que hago pie, y como soy pajero caminando (y en muchas otras cosas) quería darme un buen margen.

Lo primero que me llamó la atención es que las micros eléctricas están más difundidas en los recorridos 400s. No tengo idea cuánto duren hasta que vuelvan las bencineras de siempre, pero al menos iba más cómodo. Aunque también iba más paranoico porque, como las eléctricas tienen AC, las ventanas no se abren. Y con un virus letal dando vueltas uno no quiere andar con el mismo aire todo el rato. En fin.

Obviamente no saqué fotos de las caras porque #WeónStalker. Esta fue la micro más llena que tuve, y aún había harto espacio para moverse.

¿Gente? En las cortas, los asientos al lado de la ventana iban casi siempre llenos, y en las orugas había harto más espacio. Onda, Rafael Budú podría haber hecho su gracia y tenía espacio de sobra. Y los santiaguinos siguen siendo débiles porque estaban abrigados como si hiciesen -40°C afuera; hacían como 8°C, manga de llorones.

Y llegamos a plaza Italia.


Los ilustres carabineros de Chile haciendo gala que son unos inútiles, con suerte estaban dirigiendo el tránsito en plaza Italia. Los protagonistas acá eran los milicos. Las cuatro pistas estaban siendo usadas: la de la derecha pasaban las micros subiendo hacia Provi tranquilamente, y por las otras tres vivían el taco de sus vidas los autos particulares que debían mostrar sus permisos y demás cosas. Ni idea qué tan bien se vea en la foto de arriba, pero los milicos tenían un fusil (¿un M4 en volá?) en la mano, y en la otra te pedían los documentos. Mira, yo entiendo que hay que mantener el orden en la fila y no sé qué. Pero también me pregunto qué peligro presentan un grupo de civiles con sueño en sus autos que sólo quieren ir a trabajar porque esta cuarentena es un chiste. Personalmente, no sé quién prefiero que esté armado: los pacos o los milicos. Pero entre una pistola de bolsillo que tienen los pacos vs un maldito fusil de asalto de los milicos...pucha, no sé.

Como se podrán imaginar, desapareció cualquier vestigio de las manifestaciones que salieron hasta en el New York Times. Y diría que mucha de la parafernalia que hay en ese control sanitario es eso: parafernalia. Es decirle al pobre que va a trabajar que la plaza Italia no será nuestra una vez esto se acabe. Si no es por un par de grafittis en la esquina de Alameda con Irene Morales, no hay nada que señale que ahí murió un manifestante y que los pacos no hicieron nada para ayudar; todo lo contrario. Donde estaba la bandera mapuche y demás en el bandejón que da hacia Pío Nono, hay ahora dos camiones de los milicos estacionados. Ahí con un parche bien grande que dice EJÉRCITO DE CHILE para que nadie cuestione quiénes están ahí.

Recuerdo que hace unos meses, los milicos también se paraban frente al Wendy's que está en Av. Vitacura (llegando al Costanera Center) y ahí tiene sentido que hiciesen control. Pero ahora desde Salvador hacia arriba, nada. Un par de patrullas de seguridad ciudadana de Las Condes merodeando y nada más.


Lo único "bueno" (?), es que gracias al cuello de botella que arman en plaza Italia, el tránsito subiendo hacia Providencia es inexistente, así que la micro se va "woooosh!".

Ni idea qué pase bajo suelo. Sí puedo decir que en Tobalaba [donde la L1 y L4 del metro combinan], subiendo la escalera se ve harta gente, y miércoles y jueves estaban los milicos y sus M4s haciendo controles. La lluvia del martes sólo sirvió para hacer más agradable la caminata.

Me encontré con este viejo tres días seguidos y SIEMPRE SE ESTABA FUMANDO UN PUCHO! Acá me pregunté si estaba viviendo el mismo día en replay y me asusté.

El jueves nos paró un paco en plaza Italia (justo justo justo el día que iba más atrasado a la pega), diciendo que se iba a hacer revisión de salvoconductos al azar a los pasajeros, que los tuviésemos a mano. Habremos sido no más de diez personas en la micro. Yo por inercia abrí el .pdf de mi permiso y estaba preparado para la revisión. No tengo idea si efectivamente habrán revisado a alguien porque no volví la cabeza hacia atrás (donde el paco se demoró un rato), pero si es que fiscalizaron a cuatro personas habría sido mucho. Subiendo por Av. El Bosque también vi que una patrulla de seguridad ciudadana frenó un poco al lado mío. Ya estaba tomando el celular de mi bolsillo para mostrarles el .pdf y, cuando vi de nuevo, la patrulla estaba llegando casi a la esquina (xd). Un colega está calzado por la SEREMI de salud a hacer fiscalizaciones en locales comerciales, y por darse un gustito (que yo también lo haría hahahaha) también fiscaliza a peatones random en la calle. Dudo demasiado que seguridad ciudadana en Las Condes se resista el parar peatones y revisarlos, así que ni idea por qué no lo hicieron.

Puedo decir que acá casi me paró seguridad ciudadana

El jueves también nos enteramos que el conductor de la Dirección está con COVID-19 y esperando los resultados del examen. Por extensión, nuestro director y otro funcionario (contacto estrecho) se fueron para la casa y el viernes se harían los exámenes en no sé qué clínica, Mutual o qué sé yo. Ahí nos pusimos como el meme de Pepe Silva, armando toda la línea de tiempo de todos los contactos que habíamos tenido durante la semana. Cuántos con mascarilla, cuántas veces fuimos al baño a lavarnos las manos después de esos contactos y todo eso. Al final nadie más fue contacto estrecho, y sólo el conductor se fue sorteado con COVID-19. Y el viernes una colega me dejó en el centro así que me ahorré la bajada a pie y la micro. De todos modos no iba a pagar, pero sí me ahorré harto tiempo.

¿Y cuál fue el punto de todo esto? ¿Cuál es mi gran mensaje finalizando esta historia de amor y odio, acción y aventura? Ninguno. Pensé que iban a pasar cosas más interesantes esta semana y que sería un proyecto interesante retratar mi trayecto hacia la pega mientras el mundo se va al carajo. Fui iluso.

Al menos saqué un par de fotos desde la micro.

Saludos al viejo que se fumaba un pucho. Wn, de verdad me dio miedo esa cuestión.

This but without context

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