lunes, 1 de noviembre de 2021

Saquemos los autos de Santiago

Es loco esto de los algoritmos. Todo comenzó hace unos cuatro años atrás conmigo suscribiéndome a un canal de YouTube de Age of Empires II (No sé, yo ahí la dejo), y ahora sigo regularmente canales de planificación urbana, errores catastróficos que se han cometido en nombre de darle más espacio a los autos en nuestras calles, y seguir a "The War On Cars" en Twitter. El nombre es bien claro.

Así que después de haber recopilado su poco de información, robar sus buenas fotos, y haber masticado un poco los argumentos (varios hechos con USA y Canadá como ejemplo, pero que también aplican a Chile) es que me dije "oye, ¿y si escribo algo así en el blog que nadie lee y de paso aprovecho de webear a los santiaguinos?". Y le encontré la razón a la voz en mi cabeza--les juro que no soy esquizofrénico.

Y ahí nace lo del título: por qué creo que los autos son máquinas del demonio y deberíamos reducir su uso o sacarlas, y hacerle bullying a la gente que advoca por más infraestructura para ellos.

Aprovecho de avisar que se viene el especial "saquemos las camionetas de Santiago" algún día cuando me dé la gana. Pero empecemos con los autos.

La ruidosa máquina de destrucción

Los autos son la manera más ineficiente de mover humanos en la gran ciudad. Archiconocida es esa imagen que compara a 70 personas en un bus vs 70 en un auto y la discusión podría acabarse allí, pero hay cosas que hacen aún más repugnante la situación. En el 2017, en Santiago se estimaban unos 9,000,000 de viajes diarios en vehículo. De ellos, el 50% ocurrió en menos de 5 kilómetros y pudieron haber sido perfectamente hechos en bicicleta o transporte público. Y aún más criminal: 500,000 (5.6%) viajes son de menos de un kilómetro. Mira, confieso que yo soy flojo y tengo el estado físico de una sopaipilla producto de ese sedentarismo, pero ¿broma que por un kilómetro decidiste sacar el auto? Yo sé que los santiaguinos son raros y usan el tiempo para medir cosas que no son tiempo ("queda a 15 min" en lugar de "queda a 6 km"), pero hay pocos argumentos que justifiquen un viaje de menos de un kilómetro en auto. Jay Foreman en Unfinished London menciona algunos de esos ejemplos: hace un frío de la puta y no hay veredas, eres un camión de carga, tienes 85 años y/o alguna discapacidad motriz, eres un vehículo de emergencias, etc. Pero, al igual que Jay, se me ocurren muchas otras excusas weonas de santiaguinos weones que se resumen en "me da paja caminar y no me importa hacer más miserable la vida de 5.6 millones de personas según el censo del 2017".

Se habla mucho de congestión vehícular, contaminación atmosférica et al en genérico, sin mencionar el gran causante del problema: los 4,500,000 weones que diariamente eligen hacerle más miserable la vida al resto. Y acá quizá alguien piense en los autos eléctricos que no contaminan y son más choris. Y pucha, no. Sí es cierto que la fuente energética de los autos eléctricos hace más respirable estar al lado de uno, pero no podemos olvidar la contaminación acústica. Not Just Bikes hizo prácticamente un documental contando lo asqueroso del ruido de los autos, y aquí estoy muy de acuerdo con él: sí es cierto que un vehículo eléctrico en igualdad de condiciones es más silencioso que un motor a combustión. Sí debieras preferir un Hyundai Ioniq o un BMW i3 por sobre un vehículo bencinero si tienes la oportunidad (me rehuso a hacerle publicidad al culiao ese de los cohetes). Sin embargo, el motor eléctrico solamente es más silencioso hasta (aprox) los 50 km/h. A partir de ese momento, la mayor fuente de decibeles viene por el contacto rueda-pavimento. Sí es cierto que esa es la velocidad máxima en ciudad y sí es cierto que yo peco de inocente a menudo, pero tampoco soy weón. Autos urbanos que superan esas velocidades los hay por montones y he ahí una de las principales fuentes de ruido en las ciudades. No las fábricas. No los bocinazos. No el carrete de venezolanos en la otra cuadra. Ese ruido de fondo que tú, querido lector que está en Santiago, estás escuchando en este instante es por weones que están manejando a 50 km/hr en algún lugar de la urbe.

No me había percatado lo acostumbrado que están mis oídos al background noise santiaguino hasta que instalamos ventanas doble panel en mi depto y bajaron bastante los decibeles nocturnos, y hasta que fui a ver a mis viejos a Quillota. Sí estábamos en pandemia y cerca del toque de queda así que había menos tráfico, pero la principal razón es que Quillota no está apestada de weones manejando a 50 km/hr o más: podías escuchar al gato curioseando un techo porque sus dueños son weones y no lo entran, al vago de la esquina haciéndose un pito. Podías escuchar la noche, no el ruido de los autos al fondo.

Parafraseo acá al Not Just Bikes: la gente dice querer salir de la ciudad para sus vacaciones y estar tranquila. No. Quieren salir de ese background noise culiao de los autos. Imagínate una ciudad sin autos, hecha a escala humana, escala cletera y escala busera. Ese ya es un lugar lo suficientemente agradable.


Y los weones ni siquiera son eficientes en el uso del auto. Lo manejan por tramos cortos, lo manejan ruidoso, e irónicamente: lo manejan poco. Desconozco estadísticas en Santiago, Chile o latinoamérica, pero en UK un auto pasa (afírmense la esfinter) EL NOVENTA Y CINCO POR CIENTO DEL TIEMPO ESTACIONADO. Y es que la gran mayoría de la población lo usa para el daily commute, el viaje de la casa a la pega/U/lugar al que vas todos los días hábiles. El otro 95% del tiempo está estacionado. Y ya, yo no soy ingeniero comercial, pero creo que gastarte cuarenta gazillones de pesos en una ruidosa máquina de destrucción y emisiones de CO2 para tenerlo estacionado en tu casa, en la pega o en un estacionamiento cercano es pésimo uso de tu dinero en la enorme mayoría de los casos. Ya, mi amiga vive en Peñaflor y (antes de la pandemia) se pegaba el pique a Vitacura (50 km) a dejar a la hija en el jardín y luego a la pega. Ahí te lo puedo entender. ¿Pero un viaje intraurbano? Los 600,000 ciclistas que hay hoy en Santiago han presionado por suficientes progresos para que varias arterias tengan infraestructura cletera [si es decente o no es un gigantesco arterisco]. Creo en mi humilde opinión de wn que anda en micro y no en bici, que existen las condiciones para que muchos viajes y muchos commuting se puedan hacer en algo que NO sea un auto.

Porque no sólo es el espacio que tú individuo estás usando en la entrada de tu casa, es el espacio que todos los weones tenemos que subsidiarte. Qué gran pase para mi segundo punto.

El American Suburbia

Todas las bandas emo de los 2000s tenían su canción "ay me quiero arrancar de este pueblo. Este lugar es horrible". Y adivina po. Era culpa de los autos.

La razón por la que mi amiga podía ir de Peñaflor a Vitacura todos los días en su ruidosa máquina de destrucción era porque (1) existe una serie de autopistas que conectan ambos puntos, y (2) hay estacionamiento disponible cerca de su lugar de trabajo. Y ya, estacionarse en la calle es un arte más viejo que el hilo negro, pero cada vez más aparecen estacionamientos subterráneos, aéreos, edificios enteros dedicados a meter autos dentro, y más crímenes. Es noticia actualmente que el Hospital Metropolitano cerrará parte de sus funciones porque el Costanera Center quiere construir más estacionamientos. Desde un punto de vista legal o económico, hay permisos y patentes que las partes interesadas y la municipalidad de Providencia acordaron con el Costanera. Desde un punto de vista social (¿y moral?), todos los habitantes de Santiago estamos pagando la reducción de un servicio de primerísima primera necesidad (¡¡en plena pandemia!!), y el corte de calles en uno de los puntos más sensible a los tacos de todo Chile, ¿y para qué? Para que los weoncitos tengan más estacionamiento ^^.

Luego tienes los stripcenters. Te doy un ratito para que me digas qué encuentras de malo en esta imagen:

Si tu respuesta fue "la camioneta gris del fondo está con todo el poto pa afuera" entonces tienes buena vista y espérate a mi "saquemos las camionetas de Santiago" hihihi. No, pero no era eso.

Según Google, esta imagen que robé es de un stripcenter en La Serena. Desconozco cuánta presión inmobiliaria o por uso de suelo hay en esa ciudad, pero analicemos: este es un espacio comercial, diseñado en todo sentido para que la gente llegue, compre sus chucherías en una de esas tiendas chicas a sobreprecio, compre la mercadería en el Santa Isabel y se vaya. ¿Cierto? Entonces explícame por qué sólo un porcentaje minoritario de este espacio está dedicado explícitamente a eso. Por qué una parte tan importante de esta superficie que fue aplanada, pavimentada, hecha estéril e inutilizada para habitabilidad o para uso público de los respetables habitantes de La Serena es estacionamiento. De los 8,800 m² totales de este strip (y estoy siendo generoso porque incluí un terreno baldío detrás del área de carga), 2,450 m² son estacionamiento para vehículos. No dudo que el arquitecto que armó esto siguió todas las normas de seguridad para hacer espacios anchos y no sé qué, pero ¿de verdad un lugar que está explícitamente diseñado para actividades comerciales puede darse el lujo de perder el 28% de su superficie en estacionamientos? Y después piensa en los muchos Mall Plaza, en el Marina Arauco de Viña. En general esos lugares están super bien conectados por transporte público, veredas y ciclovías. De verdad tú, respetable persona que vive en esas comunidades, quieres que inutilicen espacio (¡¡tu espacio!!) poniéndole pavimento encima para que llegue un weón y ponga su ruidosa máquina de destrucción, la cual sólo usa un 5% del tiempo y hay un 50% de posibilidades que ese weón más encima pudo haber usado transporte público, cleta o sus patitas para llegar ahí. Yo no.

Volvamos a la foto del strip de La Serena. En la parte de abajo puedes ver una insultiva mancha de pasto, pero no hay ningún espacio verde allí. Es un lugar completamente agreste para ti peatón: ausencia de pasos de cebra, pocas e insuficientes entradas (tiene dos de lo que alcanzo a ver en Google Earth) que están al lado de autos que ojalá entren/salgan lento y te vean. No alcanzo a ver si hay un bicicletero. No soy ingeniero comercial ni publicista, pero se me ocurre que la idea de un espacio diseñado explícitamente para el comercio es que la gente esté lo suficiente como para que no compre sólo lo esencial, sino que también compre weás. Onda, por eso los malls tienen hasta clínicas dentales hoy en día. ¿Qué ganas tendrás tú de estar aquí para algo más aparte de lo estrictamente esencial? A menos que después de haber comprado en el Sta Isabel y hayas comprado alguna weá en esa tienda local a sobreprecio, tomes tu ruidosa máquina de destrucción y te "teletransportes" a tu otro destino porque prefieres ignorar completamente el daño arquitectónico que ese strip center auto-céntrico le está haciendo a la comunidad.

Y uta, islas de calor, conchetumadre. ¿Me vas a decir que un suelo desnudo en verano a +40°C es algo agradable? Ya, La Serena es más seco que [iba a hacer un chiste misógino pero no, convengamos que la weá es seca] y con el cambio climático se vienen veranos aún peores para ellos. ¿De verdad queremos empapelar nuestras ciudades con pavimento sabiendo que éste es una esponja de calor? Y ya, no vas a poner alerces o plátanos orientales, pero aún hay especies arbustivas y cactáceas que por último te dan psicológicamente a ti la sensación de que hay algo vivo en ese páramo de pavimento.

Ah, ya po. El American Suburbia. Lo de arriba fue la introducción no más.

Puse "El Sendero Quillota" y me salió la casa de este weón, y me sirve para probar el punto. La casa está en venta así que le hago publicidad.

Ni idea si American Suburbia tiene una definición académica, pero entiéndase como el diseño urbano que prioriza casas unifamiliares, y se llama American Suburbia porque muchas ciudades de los gringos están diseñadas con esto en mente: tu espacio privado y una calle pavimentada que te lleva a donde tienes que ir. Hasta ahí suena bien, pero no es tu único espacio privado, es el de cientos de weones al lado tuyo. Espacios netamente residenciales tienen calles angostas y en general el único comercio que verás es el almacén de la esquina. Olvídate de clínicas, comisarías o compañías de bomberos. Y el problema no es que haya poca gente, todo lo contrario: cientos de personas, niños, adultos mayores, dueños de perros, clientes de VTR, etc., viven en los (así muy al ojo, lo saqué en Google Earth recién) 0.43 km² de El Sendero en Quillota. El problema es que esos cientos viven repartidos en 0.43 km² [para mis lectores santiaguinos, ese polígono es del porte del que hay entre el cerro Santa LucíaHuelén, el Parque Forestal, San Antonio y la Alameda].

El mismo kilómetro que se recorre un cartero en bici, una van de VTR arreglando los cagazos de su compañía, una patrulla velando por la seguridad ciudadana, etc., y atienden a cientos de residencias, negocios y servicios en el centro de Santiago, habrán revisado 40 u 80 casas en El Sendero. Y ese mismo kilómetro que tiene como cinco paraderos de micro en Santiago porque de verdad se justifica el flujo de usuarios, tiene sólo una línea de colectivos porque la densidad poblacional no justifica ni una línea de buses, olvídate algo civilizado como un metro.

¿Cuál es tu única opción de transporte en un lugar que no tiene ofertas comerciales salvo unas muy minúsculas, no tiene opciones educacionales, laborales ni de ningún otro tipo porque son casas unifamiliares hasta donde alcanza el horizonte? Exacto: la ruidosa máquina de destrucción.

¿Han visto fotos de cómo está Chernobyl y Pripyat hoy? Eso es gracias al desarrollo urbano impulsado por los soviéticos. El Dave de City Beautiful lo explica en mucho más detalle, pero es básicamente priorizar torres de departamentos de 8 o 10 pisos. Como hay harta gente en un par de cuadras, se pueden poner escuelas y comercios más grandes para acomodar a esas necesidades, y paraderos de buses también pensando en eso. Te queda mucho espacio público. ¿Con qué lo llenas? Plazas, un par de estatuas de Lenin y tan tan. Ahora dale cuarenta años de radioactividad y ningún mantenimiento municipal, y ahí obtienes esa imagen actual donde los departamentos parece que fueron instalados en un bosque. Fue al revés: muchas plazas y espacios públicos crecieron sin control porque existían desde un comienzo. El cagazo de Chernobyl pasaba en Denver, Chicago o Quilicura, y no habríamos visto el mismo tipo de crecimiento vegetacional porque no habían plantas que crecieran allí.

¿Defiendo el crecimiento vertical? En su formato soviético, no de Estación Central. Una torre de no más de 12 pisos, y suficientes espacios y servicios públicos para acomodar a todos esos cientos que ya no esparcen en un El Sendero, sino en tres torres. Con eso reduces las distancias, acortas los tiempos de viaje, haces más expeditos los viajes de quienes sí deben viajar en vehículo motorizado por esas calles, y reduces la necesidad de tener una ruidosa máquina de destrucción.

Obviamente no defiendo lo que hizo Santiago y Estación Central, que es el extremo distópico de los soviéticos: llenar de torres de 26 pisos y nada más. No hay casi espacio público, no hay nada que hacer en el vecindario así que de todos modos hay que buscar pega o liceo en otras comunas, colapsando la red de transporte o colapsando las calles con autos. O peor, tomar la criminal ecoterrorista opción que tomó la Intendencia de la Región Metropolitana hace unos años atrás: autopistas interurbanas (suenan truenos de fondo).

Este post ya está larguito y aún me falta otro punto que hace que los autos sean apestosos, pero es imposible no hablar de la explosión de las autopistas. Donoteat01 se mandó un análisis demasiado deprimente y pesimista de la situación (así que es excelente y demasiado recomendado :D), y si bien el video habla de USA, también aplica a Santiago. La digna y respetable gente de La Granja, San Ramón, La Cisterna y otras comunas del suroeste de la capital fueron condenadas por el desalmado que autorizó la construcción de la autopista Américo Vespucio. Ruidosa, un horno, desconectó comunidades enteras, partió comunas y vecindarios por la mitad, cara, auto-céntrica (y no para ellos, sino para los cuicos en sus parcelas de Pirque vayan al Alto Las Condes <3), y no solucionó el problema del tráfico, sólo lo acrecentó. ¿Creaste un espacio para que los autos vayan a 120 km/hr y esperabas que la gente no comprase autos? El taco que se arma en el 14 de Vicuña Mackenna, allá donde se unen la autopista, el Mall Bellavista de la Florida, Walker Martínez que sigue subiendo y varias otras calles más es tan complejo que da para un análisis propio. Pero lo que sí alcanzo a dilucidar es que hay un solo culpable: la dependencia de los autos y un diseño urbano que lo propiciaron.

Ya. Eso con las autopistas que no le sirven al pueblo ni a los residentes aledaños a dichos monstruos. Ahora hablemos del hermano chico.

Stroads

Hay muchas jerarquías viales y cada uno sigue su propia escuela de pensamiento. Acá, sigo la línea del Not Just Bikes y muchos ayuntamientos y organizaciones allá afuera que quieren reducir la dependencia del auto: está la street (calle) y el road (camino).

McIver y San Antonio en Stgo Centro son streets, son lugares complejos y apestados en interacciones vehiculares y peatonales de todo tipo. Hay tiendas, hay muchos paraderos de micro (y muchas micros), hay camiones de carga, marchas, perritos, motoristas de Uber Eats. Avenida Libertad en Viña del Mar es otra street. Sí es ancha y un auto podría hipotéticamente pasar rajando, pero también tiene muchísimos semáforos, negocios que hacen que la gente quiera cruzar de un lugar para otro, hay árboles que hacen que uno quiera estar en Av. Libertad, no sólo pasar por ella en una ruidosa máquina de destrucción.

Por la salida norte de Santiago, la caletera que bordea la Ruta 5 es un road. Tiene una vereda para peatones y un par de paraderos esparcidos cada varios kilómetros, un par de calles y un par de cruces hacia el otro lado de la autopista. Pero en general, es un espacio simple: la gente no va a estar en la caletera, la usa solamente de paso. Es un espacio de conexión y nada más. Uno puede ir a (¿cuánto es la velocidad máxima ahí? ¿50? ¿70?) con relativa tranquilidad. Y por supuesto, la autopista que esa caletera alimenta es el epítome de un road. Un espacio para que autos, buses y camiones rajen a 120 km/hr, hay estaciones de servicio y bencineras esparcidas en varias decenas de kilómetros e intersecciones graaaandes sin semáforos ni nada porque se entiende que esta autopista no es un espacio de convivencia vial, sino un espacio diseñado para ir de A hacia B.

Luego, el Just Not Bikes explica el Stroad (street + road), la apestosa fusión de los dos. El stroad pudo haber nacido como un road pero que el tiempo quiso transformar en street, y no hubo ni visión de futuro ni correcta planificación para separar ambos usos, porque ambas unidades sirven para usos muy distintos y no podís mezclar las dos. La Subida Alessandri en Viña del Mar que conecta la rotonda Santa Julia (ergo, conecta el norte de Viña con el resto de Viña) y Avenida Libertad (ergo, conecta el resto de Viña con el norte de Viña) es un ejemplo de un stroad. Es un espacio que debiera tener pocas interrupciones, pero le chantaron un Tottus, toda la población Gómez Carreño, decenas de paraderos, una feria los fines de semana, la bajada por Santa Inés y al final el apestoso Mall Marina Arauco y sus edificios dedicados a estacionamientos entre medio. Los marinos la hicieron bien y pusieron un túnel y paraderos de micro desconectados del camino principal, pero no quita que este Frankestein de calle+camino está haciendo la pega que le debería corresponder a un camino intraurbano con áreas alimentadoras que saquen el transporte público y los weones que quieren entrar al Tottus del resto de la gente que salió recién de la autopista por la rotonda Santa Julia y quieran bajar al Marina Arauco.

(Además que el Tottus repite los mismos errores criminales del strip center de La Serena)

Vicuña Mackenna, La Florida y la Alameda/Providencia/Apoquindo son otras avenidas que comenzaron sirviendo como road o street y el tiempo y necesidad de acomodar más autos transformaron en apestosos stroads. Son espacios que combinan negocios, unos valientes con espacios residenciales, strip centers, estaciones de metro, muchísimas interesecciones, semáforos, paraderos, motoristas y demás, con calles de tres o más pistas que inducen a un tránsito a velocidades más altas (y ruidosas) y libres de interrupciones, semáforos y todo eso que dije recién.

Probablemente para usted, distinguido lector que vive en Maipú y trabaja en el Costanera, la Alameda sea un lugar de paso. Pero para mí, weón que vive en Santiago, es un lugar para estar porque me junto con amigos a la salida de sus metros aledaños y vamos a tomar Báltica en sus bares de mala muerte, le compro anticuchos a la señora de la esquina, o compro online con retiro en las tiendas que aún quedan (xd). Son usos completamente distintos, y tú pasando por la Alameda haces que mi estancia en ella sea más agreste, y yo estando en la Alameda hago que tu paso sea más lento.

La foto de arriba es de la Avenida stroad 21 de Mayo, que junto a la Ruta 60, es la única vía de conexión entre las ciudades de La Calera, La Cruz y Quillota. Un mini-Camino a Melipilla. Originalmente un lugar cubierto por parcelas, el centro cívico de La Cruz con intersecciones distribuyendo el tráfico hacia el interior, y los puntos de conexión en La Calera y Quillota. Hoy es un desdeñable stroad que nutre a decenas de condominios y poblaciones que se conectan directamente a 21 de Mayo, discotheques, colegios, prostíbulos y ese cartel de los perritos por el que La Cruz se hizo viral hace unos años. Esto no fue de la noche a la mañana, esto no fue una decisión al azar. Esto fue la falta de coordinación entre tres comunas y el amor a llenar de casas conectando a un solo stroad y que la gente viajase en autos hacia sus destinos porque -y esto es clásico de los stroads- el transporte público funciona peor que el gobierno.

Otro triste ejemplo es el Camino Santa Rosa, que unía el centro de Santiago con las parcelas del sur. Luego se transformó en la Avenida Santa Rosa y comenzó a conectar una creciente (y desorganizadamente creciente) población, llegando al stroad moderno con ese bandejón central donde alguna vez hubo árboles, sombra y un par de juegos infantiles, y hoy hay cuatro pistas para el Transantiago. Hay barandas para evitar que la gente cruce, los semáforos están distantes y le dan harta preferencia a Sta Rosa en desmedro de las perpendiculares, y los pocos negocios que hay son grandes y de estacionamientos enormes. Un road que se transformó en una street que además es una de las principales arterias junto a la Gran Avenida, y en eso ganó muchos aspectos de stroad, que luego Transantiago degradó hasta devolverle el espíritu road que no recibe peatones. Pero también hay varios paños donde hay lugares residenciales, la parte que colinda con La Legua y todas las partes donde no está el bandejón central. Podríamos hasta invitar al Not Just Bikes y ver la (d)evolución de calle a camino a stroad y todo entre medio.

Autos sí. Gente no.

Todo esto (y un par de cosas más) genera una profecía autocumplida: como el auto es el principal medio de transporte (sea por gusto o por necesidad), entonces la infraestructura existente se hace apropiada para meter, estacionar y mover más autos, en desmedro de la cada vez menor población peatonal o que hace uso de ese espacio. Eso lleva a que nuestra habitabilidad se conecte cada vez más a este medio de transporte, permitiendo una suburbanización que aumenta las distancias y tiene calles para autos porque ningún otro medio es rentable o práctico. Las calles se van vaciando de espacios para la gente porque la gente no usa dichos espacios, las áreas residenciales se llenan de autos porque no hay transporte público que las alimente, y las fuentes comerciales/laborales están lejos porque el plan regulador lo quiere así y porque de todos modos todos ya tienen auto. Las calles se van vaciando de gente que utilice sus veredas porque no escuchas ni tus pensamientos; y como las tiendas se van y te quedan lotes vacíos, llegan más strip centers, más parques de estacionamientos, más alienización del espacio público. Y vuelta al círculo vicioso.

Subiendo por Sta Rosa, entre Departamental y Franklin hay menos de 4 km y perfectamente se puede caminar: hay veredas, hay un poco de sombra (poco) y Google Maps dice que te demoras 45 min no más. Pero se me ocurren pocas caminatas más miserables, agrestes y poco peatonizadas que esa. Aunque hayan tacos, aunque hayan semáforos, si tienes la oportunidad de manejar por allí y hacerlo en 7 min, lo harás. Te lo dice un wn que el otro día caminó desde Franklin a Matta para agarrar el metro L3: almacenes de la esquina, amasanderías y tiendas de comida china, negocios de dos o tres pisos, ningún estacionamiento en la calle y sólo un par de tiendas"a la strip center" hacen maravillas a tu psicología de que este es un espacio que sí le da la bienvenida a los peatones.

Ya, ¿y qué podemos hacer para revertir esta situación? Primero, identificar el problema. Enojarte. Que te dé rabia que estamos subsidiando (social, económica y/o legalmente) un sistema que nos está haciendo mal y que está degradando nuestros tejidos sociales y nuestro medio ambiente. Encontrar stroads en tu comunidad y pensar por qué ese espacio de todos se sigue degradando, ver las poblaciones ad infinitum que se están creando siguiendo el modelo de desarrollo gringo (que a todo esto es una estafa piramidal según su modelo de desarrollo). Y después de todo eso...esperen la parte 2 de este post cuando hable de lo que sí podemos hacer.

Esta es la guerra contra los autos.

Saludos al Mario Kart.