miércoles, 10 de mayo de 2017

¿Para qué sirve el cambio de hora?

Una de las dudas existenciales más existenciales del mundo moderno, mover los relojes para adelante y atrás dos veces al año. ¿Nos beneficia? ¿Nos perjudica? ¿Para qué sirve el cambio de hora? Analicé los pros y los contras y les procederé a decir:

NO SIRVE PARA NADA.


Y ya, bueno ya. Si quieren algo más elaborado, acá escribí el post real donde argumento el por qué todo esto. Admítanlo: capté su atención, ahora vayan allá :3.

martes, 9 de mayo de 2017

Todo lo que quisiste saber sobre el Cambio de Hora y nunca te atreviste a preguntar

¿Así que quieres saber qué es esta pelotudez que nos carcome la existencia dos veces al año y para qué (no) sirve? ¡Llegaste al lugar correcto! Partamos de la más basal de las bases: ¿Qué es y por qué existe el Cambio de Hora?

El cambio de hora es retroceder una hora los relojes en otoño, para de ese modo tener más luz solar y "sopesar" la poca luz invernal, y volvemos a la situación original en primavera. Para entender de donde nació hay que entender un poco a nuestra amiga la latitud.

La latitud es la distancia en grados [º] desde el Ecuador (la mitad de la Tierra) hacia los polos. Entre mayor latitud, mayor diferencia entre las horas de luz en invierno y verano. Por ejemplo, Montevideo y Jerusalén están más o menos a la misma latitud (32º), y ambas ciudades en verano tienen unas 13.5 horas de sol (con un desfase de seis meses por estar en hemisferios distintos) y poquito más de 9.5 en invierno. Si avanzamos en latitud, empezamos a ver cosas más dramáticas: Anchorage (Alaska) y Villa Las Estrellas (Antártida) están como a 61º. En invierno tienen unas míseras seis horas de luz, pero en verano llegan a 18 (¡DIECIOCHO!) horas con el Astro Rey arriba. Ojo, esto es con el Sol presente. Entre que anochece y aún hay penumbra todavía hay un intervalo. 


George Hudson es el neozelandés que inventó el horario de invierno. Nueva Zelanda está aprox. en los 40º, por lo que la franja entre los 40º y 58º la bauticé jorgetitud (jorge => George; titud => latitud. Soy un genio). Cualquier cosa que sea menor tiene una diferencia lumínica muy pequeña para importarnos (Montevideo), y más allá es demasiado alta para que el cambio de hora haga una diferencia relevante (Anchorage). La jorgetitud es esa franja donde hay entre 6 y 9 horas de diferencia entre veranos e inviernos; acá correr el reloj puede hacerte levantar con luz solar todo el año. Por ejemplo, Roma (Italia), Wellington (Nueva Zelanda) y Puerto Montt (Chile) están en los 41º, y en sus veranos amanece a eso de las 6.00 am, en los inviernos a las 7.45 am. Es hacible.

La idea de George era correr la hora en invierno para así despertar más en sincronía con el Sol y estar más tiempo al aire libre. Y eso tenía sentido hace 115 años atrás cuando el mundo estaba en el auge de la Revolución Industrial, salir al parque, armar tanques para la Primera Guerra Mundial, etc., ¿pero hoy? 

Alaska. Invierno (izq) y Verano (der).

Hoy en día muchos de los que viven en la jorgetitud no tienen actividades enfocadas al aire libre. Estamos hablando de N Zelanda, la parte más densamente poblada de Canadá y casi toda la Unión Europea. El gran grueso de ese PIB y sus actividades económicas provienen de la generación de servicios y actividades terciarias, no primarias como pensó el George. De igual forma, el cómo pasan el tiempo libre los belgas en el 2017 es muy distinto a lo que hacían en 1901.

Hay quienes citan el gasto energético y el estado anímico como argumento a favor. Sin embargo, al revisar el World Happiness Report 2017 notaremos que Dinamarca y Mongolia (ambos en la jorgetitud) están mezclados con Colombia y Ghana (países tropicales). Lo mismo pasa al revisar la tasa de suicidios por país de la OMS el 2015. Siguiendo la lógica solar, Islandia debiera ser el país con la mayor tasa de suicidios del planeta y Brasil el menos suicida. Pasa lo contrario. 

¿Podría ser entonces que tal vez la felicidad de las personas esté determinada por algo aparte de las horas de Sol? Lo dejo a reflexión. 

¡Devuélvanme mi hora de sueño!

En 1984, a los malls gringos el cambio de hora les reportaba más compradores en sus tiendas, y en 1975 la dirección de tránsito yankee estimó un 2% de reducción de accidentes vehiculares fatales producto del plus lumínico. Nótense los años. En salud mental, hay quienes sostienen que la hora extra permite salir al aire libre, recibir vitamina D y evitar la depresión. Hay otros que dicen todo lo contrario, la hora extra te perjudica en cuanto rompe tu esquema biológico e incluso aumenta la posibilidad de infarto en un 10%. Recuperar nuestro horario biológico nos toma al menos una semana post-cambio de hora.

En términos económicos, la eficiencia energética es cada vez mejor en productos de todas las índoles. La calefacción eléctrica, ampolletas, electrodomésticos y nuestro propio estilo de vida hace que sigamos funcionando y consumiendo energía con o sin Sol arriba. El debate sobre si ahorramos o gastamos más corriendo la hora en invierno dependerá a quién le preguntes. Empero, al hacer la raya para la suma apenas hay un 1% de variación (para mejor o peor) entre el gasto promedio de Julio y Enero en la jorgetitud. Uno por ciento. Cuatro dólares por casa en los Estados Unidos, ese es el ahorro/gasto extra que nos genera el cambio de hora. 

Cada Marzo y cada Septiembre, la (pelotuda) discusión reinicia.

Al mismo tiempo, alrededor de $480.000.000 USD se pierden al lunes siguiente del cambio de hora (porque la mayoría de los países hacen el cambio durante el finde) según software especializado en medir productividad, y las tasas de estrés laboral tienen un sospechoso peak al día hábil inmediatamente posterior al cambio. Esto pensando sólo en un país. ¿Cuántas actividades y reuniones se planean a nivel internacional y que deben lidiar con cambios de hora poco consistentes? Recordemos esto: estamos en el siglo XXI interconectado, no 1900 donde George planteó su idea. 

Parecerá una nimiedad pero cuando hablamos de tantos países cambiando la hora, el impacto escala rápido. En temas de salud, economía y mi hora de sueño perdida, el horario de invierno es bastante más serio de lo que siento muchos gobiernos se lo están tomando. Y por último pero no menos importante: Chile. Siempre somos un caso.

Pongo una foto de Castro porque está en la jorgetitud y porque es bonito.

Entre La Serena y Temuco vivimos casi todos en Chile y esa franja estamos fuera de la jorgetitud. Siguiendo la lógica que plantié antes, no debiéramos tener horario de invierno porque a la mayoría no nos beneficia y porque siquiera estamos en el rango. La realidad es otra. Chile somos el país con mayor rango latitudinal del mundo y debemos analizar nuestro caso como tal, no con una ley pareja. Arica está casi en el trópico y tiene cambio de hora. Déjenme decir eso de nuevo: Arica e Iquique, ciudades que tienen más estabilidad solar que Montevideo, se someten al mismo cambio de hora en invierno que Coyhaique y Punta Arenas que están en plena jorgetitud

Amigos de Puerto Montt y más al sur, vecinos patagones argentinos: su caso es especial. Alemania y China tienen la misma discusión que ustedes, viven en luz similar y tienen horario de invierno. Pero yo en Quillota vivo a la misma latitud que El Cairo, ¡¡EL CAIRO WEÓN!! No me tiren el cacho a mí también. 

Chile se legisla como una unidad, mas muchas veces las realidades de las regiones son demasiado heterógeneas para hacer las cosas así de parejo. Este es sólo otro ejemplo. El horario de invierno genera más perjuicios que beneficios y cada año todos los países que lo hacemos nos vemos en el mismo pelotudo debate. 

Cada vez que alguien aquí cambia la hora, un camello en Egipto se ríe.

Pero además, los que estamos al norte de Puerto Montt nos involucramos en una discusión que no nos compete. Sí, en invierno hay menos luz solar, es cierto. Pero nuestro caso es microscópico comparado con la gente de Coyhaique, el cambio de hora nos genera perjuicios económicos, anímicos y complica un mundo que ya tiene suficientes problemas con las zonas horarias. Abandonémoslo, y si realmente la gente en Chiloé quiere continuar con él, que sus municipios sean capaces de tomar la decisión. Ellos deben dictaminar si tomarlo o no, no Santiago.

Sí. Quizá me extendí más de lo necesario, pero es un tema que tiene todos los elementos para que me dé rabia, y cuando me enojo me explayo. Es terapéutico, insisto. 

Saludos a Las Chicas Superpoderosas, recuerdo un episodio donde se abordó este tema. 

jueves, 4 de mayo de 2017

Hace cuarenta años, en una galaxia no tan lejana

Diciembre 2015. Cine Hoyts de Plaza Egaña. Vi un tipo vestido de Jedi subiendo la escalera mecánica, espada láser y todo el conjunto. A su lado su hijo disfrazado de Darth Vader, mismo nivel de producción. El tipo del cine empieza a cortar los tickets. Entramos. Me pongo a conversar con una pareja sobre C-3PO y R2-D2. Empiezan los tráilers, se apagan las luces, dice LUCASFILM en la pantalla. El cine estaba lleno y se llegó a oír cómo todos aguantamos la respiración al aparecer “A long time ago, in a galaxy far far away…”. Era pescar el aire con cuchillo y echárselo al pan, así de tenso estaba. Y explota John Williams al salir STAR WARS: THE FORCE AWAKENS en la pantalla. La gente aplaude de pie, espadas láser se baten por todo el cine, tipos haciendo gritos de Chewbacca y alguien grita “¡Jar Jar es un Sith!”.  Fue la euforia nerd más maravillosa que he presenciado en la vida (y he presenciado su buen par).


May the 4th be with you”, el 4 de Mayo, es el día de Star Wars declarado por los fans. Da la coincidencia de la broma fonética y que el 25 de Mayo de 1977 se estrenó la primera película. Sé que internet estará llenísimo de reviews, rankings o datos freaks para conmemorar la fecha, y yo quiero ir en una un poquito más personal. No todos pueden decir que tu franquicia cumplió cuatro décadas de edad, y que el 95% de los diálogos de tu película se convirtieron en frases de culto o memes.

Yo nací harto después del ’77; mi primer encuentro con SW fue en el ’99 cuando salieron las primeras Ediciones Especiales y mi papá me semi-obligó a ver A New Hope con él. Yo, pendejo de mierda, más que encandilarme con la película, me sorprendí de cómo le brillaba la cara a mi viejo cuando Luke enciende el lightsaber de Anakin en Tatooine, o cuando Obi-Wan le dice “Let go, Luke! Use the Force” en la Death Star. Vi las (en ese entonces) cuatro películas unas dos veces…y cagué, me hice fan.


Sé que historias como la mía no son raras, e internet ha sido pivotal en difundir estas historias que entre padres y madres le muestran las películas a su descendencia, y el ciclo sigue. Y al que me ose ningunear SW los números están de mi lado: franquicia más exitosa del cine, una de las marcas más rentables del planeta, y una literal revolución en cómo hacer cine y cómo contar historias. Después de cuarenta años A New Hope no ha envejecido y eso también es digno de destacar. La carisma de Han Solo y C-3PO que hacen que no los puedas odiar, el viaje que tiene Luke de granjero quejón a héroe de la Rebelión, Leia que nunca fue damisela en peligro y aguantó todo lo que los malos le tiraron. Anakin y su auge, caída y redención, el Emperador siendo la maldad pura y Yarael Poof que va a buscar pizzas.

El siglo XXI le trajo hartas cosas a SW y no tiene cara de querer parar. Le dio tres películas que muchos preferimos omitir, una explosión de Universo Expandido e historias paralelas de personajes que vivieron dos milenios antes que Luke y Anakin, etcétera.

Sí, Disney compró los derechos de SW el 2012 y decidió des-oficializar todo lo que no fueran las seis películas y la serie The Clone Wars; para varios ese fue un golpe feo. Por un lado tenías todas estas historias geniales que no llegaron a film pero que eran tan “nuestras” como las del cine (¡Quinlan Vos!), pero por otro llegamos a puntos ridículos en varias partes. Digan lo que digan, los clones de Palpatine y que media Rebelión fuera Force-sensitive los hallé una pelotudez tremenda.


Rebels empezó como una serie colorida e infantil, pero de a poco se han afirmado en ser el nuevo cánon y contar las historias que alguna vez los cómics hicieron. Las nuevas Force Awakens y Rogue One siguen el legado que Universo Expandido y películas tuvieron alguna vez, y los fans siguen aplaudiendo de pie a Mark Hamill cada vez que entra a un lugar público.

Como dijo un grande “Mi aliada es la Fuerza y una poderosa aliada es, de la vida es la creadora, crecer la hace, su energía nos rodea a todos y nos une, luminosos seres somos, no esta cruda materia”. Hoy Star Wars es más que la película, sus actores o sus guionistas. Es una parte inefable de nuestra cultura y va a estar con nosotros un buen rato. Cuarenta años más, como mínimo.



Saludos a Ian McDiarmid.