martes, 23 de julio de 2019

Spotify y yo

No me acuerdo el contexto de la discusión, pero todo comenzó un día cuando yo estaba peleando con un amigo por las plataformas de streaming en internet, particularmente Netflix y Spotify, que él destacaba la comodidad y no sé qué, que yo diciendo que la cosa no es tan color de rosa.

Y como mi celular no pesca los scrobbles de Last.FM cuando reproduzco archivos de música y soy demasiado primermundista para no hacer scrobbles, tuve que instalar Spotify. Esta es la historia de yo usando Spotify, por qué la odio a pesar que me gusta y por qué la piratería nos liberará de las redes del capitalismo.

Y que este wn se deje de tonteras y vuelva a Chile. 

Partamos de la base: Spotify es cómodo. Buscas. Encuentras. Reproduces. Si eres un pobre marginal y no tienes Spotify premium, de todos modos puedes oír una playlist random del artista con la ocasional publicidad. Que sigue siendo un mejor prospecto que la radio, especialmente en esos viajes laaaa[...]aargos en transporte público, esperas en el doc o cuando tu mamá te habla estupideces que no te importan.

Una de las críticas que yo más le hacía al streaming a la Spotify y Portaldisc (no se burlen, alguna vez fueron relevantes) era que te presentaban el disco a máximo 160 kbs/seg. Para el humano promedio con audífonos de mierda promedio, 160 es todo lo que necesitas, especialmente si sólo escuchas música en esos viajes laaa[...]aargos de metro, esperas en el doc o cuando quieres llenar el vacío existencial de tu vida. Pero también hay un grueso de la población que tiene audífonos decentes con bajos decentes, y bandas decentes que graban sus canciones decentemente (desde que empecé este blog que he querido putear la Loudness War, ustedes esperen no más) donde 160 no es suficiente.

Ya, te acepto que a mi edad mis tímpanos ya están medio molidos y entre 320 kbs/seg y un FLAC de 1411 kbs puede que los escuche igual, pero entre un CD, un vinilo, un cassette vs un mp3 320 sí he sentido diferencias, más si el hardware lo permite. No voy a entrar a la lata del audio comprimido, el lossless y esas ñoñerías; pero en pocas palabras, el audio normal de Spotify (160 kbs, 96 kbs en dispósitivos móviles) es "meh" en el mejor de los casos, y la opción premium de elegir alta calidad (320 kbs) es estándar. Y canciones en 320 kbs he encontrado desde el 2005 que empecé a usar Ares.

El FLAC es una siutiquería en todo caso.


Un gran punto a favor del streaming es el factor paja. Astro'n'out es una banda de Letonia que me gusta harto, y hallar discos de ellos es un parto. Después de harto buscando el "Urda" (2017) y no encontrarlo, uno se pica porque la cuestión está a dos clicks en Spotify. Y a 320, porque si bien me gusta Astro'n'out no es tanto para descargar los 300 Mb que pesaría el FLAC del "Urda" y pajas pajas. ¡¡El catálogo de Spotify es bueno, por la chucha!! No es perfecto. No está My Bloody Valentine (ah?), no está Supercar, Kinoko Teikoku está mal tipeado así que hace mal los scrobblings, no tiene el "Parklife" (1994) de Blur en su versión original y yo no quiero escuchar remasters loud la concha de su madre, etcétera. Pero el catálogo es bueno. Y varias bandas occidentales que me gustan lo usan: Good Weather For An Airstrike tiene todos sus discos en Spotify (sólo algunos los tiene gratis en Bandcamp), Oh Hiroshima sube sus singles ahí, ya mencioné el caso de Astro'n'out, y la lista sigue.

Un gran tema para el artista (y para mí como persona que quiere apoyarlo) es el factor económico. Spotify paga entre $0.006 USD y $0.0084 USD por cada reproducción al propietario del tema. Y el propietario es el artista y todo el aparato técnico-publicitario detrás. Suponiendo que el artista es el único que recibe esos 0.0084 USD, que es una sola persona y que su disco tiene 10 canciones, hay que oír el disco 12 veces para que dicho artista gane un dólar.

Según Last.FM, yo en 11 años he hecho 3,480 reproducciones de Placebo (en su enorme mayoría ilegales), lo que se traduciría a $414,285.7 USD si usamos los números de recién. Si a eso le sacamos la productora, la distribuidora, gastos operativos, músicos invitados y que Placebo son tres integrantes, a Brian Molko le habrían llegado estos 11 años unos $8,300 USD. Ahora dividan eso por 11, conviértanlo a su moneda de preferencia y dense cuenta que con eso no se vive muy cómodo. Y eso que yo he comprado siete discos de Placebo; el beneficio/perjuicio económico que yo le he reportado a Brian Molko por reproducciones es despreciable.


Otra historia son los shows en vivo. No me voy a meter con la matemática porque Chile es carísimo en conciertos y no ando para meterle tanta tecla al Excel, pero les recomiendo demasiado leer la columna de "Por qué la piratería es beneficiosa para los músicos". Básicamente se resume en esta secuencia lógica: el músico no genera dinero por reproducción, sino por presentación en vivo. Y para que esa presentación sea rentable, tiene que ir gente. Y para que vaya gente, da igual si escuchó por plataforma legal o descargada ilegalmente.

Sí, es bonito tener el disco físico y ver el artwork y jactarse de que tienes un disco raro, pero el aporte real que le estás haciendo a tu artista es spameando RRSS para que se llene de weones cuando haga un show, es yendo a su show, comprando el merchandising y diciéndole a todos que escuchen el disco de Chico Bestia que está super bueno (especialmente los últimos tres temas) y hay que apoyar lo nacional, por la mierda. Eso de que Spotify le pague al artista por su creación es casi simbólico.

Pero todo esto es sobrellevable. Puedo soportar un audio en mala calidad (la mayoría de las veces), puedo soportar caminar la extra milla por escuchar tal o cual disco y puedo dormir tranquilo sintiendo que le robo unos centavos al artista. Vamos al asunto esencial de Spotify.

¡¡Aguante MONO y la concha de tu madre!!

En Marzo hubo ruido en la comunidad melómana: debido a archivos corruptos, toda la colección de música en MySpace entre el 2003 y el 2015 fue eliminada. Enter Shikari y Arctic Monkeys le deben su éxito a MySpace, no nos hagamos los desentendidos. Es probable que todo lo importante (¿quién soy yo para decir qué es importante y qué no? No lo sé) fue respaldado, pero el precedente existe. Cuando yo compro el cd de un artista, cuando yo descargo el archivo y lo tengo en una carpeta, yo poseo el archivo (sea de manera física o digital). Y si tengo el hardware y/o software adecuado, lo puedo reproducir cuando yo quiera en las condiciones que yo quiera.

Aunque haga espacio en el caché, aunque quede en una librería interna, yo no poseo el archivo en el streaming, poseo sólo el derecho a reproducirlo en ese momento. Incluso si estoy pagando YouTube Red (hahahah!) o Spotify, no poseo nada. Y ya, señal online hay en todos lados, pensarán ustedes. Pero cuando todo se concentra en un solo servidor haces todo el sistema más frágil, y le das poder total al dueño del servidor. No hizo tanto ruido como MySpace, pero se sabe que Apple Music administra tus carpetas de música (léase: en tu disco duro) y las organiza. Todo bien mientras lo que tengas allí coincida con lo que ellos tienen, todo bien mientras continúes con el servicio de Apple Music. ¿Pero y si no? ¿Y si compongo mi propia música que no he subido a Apple Music? Esto pasó, usuarios han reportado problemas para acceder a sus archivos y que al salirse de Apple Music pierden música que ellos supuestamente compraron.

Spotify como plataforma tiene sus cosas buenas, no lo negaré. Pero cuando un disco me gusta, seguiré aplicando The Pirate Bay. Y seguiré yendo al concierto. Porque no creo que la música sea sólo para esos viajes laaaa[...]aaargos en transporte público, cuando esperas el doc o cuando divagas en cómo salvarnos del cambio climático.

Saludos a 65DaysOfStatic, que su postura de "da igual si piratean la weá, pero si les gusta vayan a la tocata y compren una polera" se agradece como fan.