Fue un día raro, y yo pensé que tenía experiencia con días raros. Intenté llegar a la Alameda, pero entre las estaciones cerradas y la matriz de agua cortada, todo el tráfico estaba desviado y congestionado a más no poder. El zorrillo estacionado en Plaza Italia saludaba a los transeúntes. Bajar por Parque Bustamente hasta hallar una micro y empezar a avanzar hacia el oriente, allá donde viven los responsables de todo esto. Y seguir.
Twitter demencial compartiendo imágenes de niños asfixiados en metros porque dispararon lacrimógenas dentro. Agarrones a secundarios y golpeándolos en el mismo andén. Balazos en El Llano.
Mi jefe (que está de director subrogante, así que cortaba el queque en la ofi) pasa por cada oficina y nos pregunta uno a uno a los 40y algo funcionarios quién se iba en metro. Respondo, y me deja salir antes porque "la Línea 1 está cerrada". Yo ahí me enteré que los bastardos cerraron el metro. Y ahí empezó el día.
"Bajar a Providencia" siempre se ha sentido raro porque desde el orden de las áreas verdes del barrio alto, los autos cuicos que se ven en la rotonda con Kennedy y las intersecciones de Av. Vitacura con El Bosque y Pdte. Riesco, uno casi que creía que era un día normal. Pensaba que podría bajar hasta Providencia, tomar cualquier micro y lalalá, si aún no era hora punta. Ay, la inocencia.
Había gente. Mucha gente. Mucha gente en las calles. Mucha gente en los autos. Mucha gente en las micros. Paso por fuera de Manuel Montt, asomo la cabeza y una paca me mira desde adentro. Tenía todo el set anti-riot, la pechera, el casco, y algo en la mano. ¿Luma? ¿Escopeta? Ni idea. Hacía calor y quería llegar a mi casa.
Baquedano. Tres alemanes están intentando descifrar el mapa (que claramente era inútil dada la situación) y yo explicándoles que aprieten cachete. Parafraseando al Socías, en Baquedano el escenario era dantesco. Zorrillos, FFEE y tacos por todos lados. Cruzo y por el GAM veo ese humito blanquecino subiendo. Lacrimógenas.
Fui de los afortunados. Me demoré poquito más de dos horas en llegar a mi casa, mientras la gente que se mandó el pique Manquehue-Maipú siguió dándole por mucho tiempo más. El CM del Twitter de Metro de Santiago sólo entregaba ese mensaje copy-paste que el metro estaba cerrado por disturbios, y las respuestas casi que pedían la cabeza del tipo en un pincho.
Muchos videos que no aparecieron en prensa: una pingüina baleada en la pierna y atendida por el personal de Estación Central porque no la dejaban salir. Un pingüino empujado por las escaleras andén abajo en una estación. Gente que en autos privados iba acercando gente a través de las arterias de la ciudad. Y como más encima es viernes y Fridays For Future hacen sus marchas semanales, Twitter mostraba marchas en Hamburg y Stockholm. Pero CHV y TVN sólo querían una palabra: disturbio. Iban por la calle entrevistando a los miles de transeúntes y ellos sólo decían que estaban de acuerdo con los manifestantes y que entendían que esto era necesario. Les cagaron la línea de prensa.
Porque no son $30, no es "levántense temprano y ahorre". Es muchísimo más que eso. Soy el primero en criticar la amnesia social que tenemos con nuestros conflictos, pero a un año de la muerte de Alejandro Castro, seguían apareciendo artículos de él, ni te menciono Macarena Valdés. Todo se estaba acumulando y RRSS no permitía que se dejase de acumular. La negacionista de la dictadura en la UChile, el Tribunal Constitucional protegiendo las AFP, escuelas de Quintero cerrando el año antes. Y los cabros del Instituto Nacional que dan para una entrada completa. Aguantaron solos un año entero porque ni la FECh ni nadie les prestó ropa, ni un like, ni un share ni nada. Y entre tanto hostigamiento, los $30 fueron la mecha que los encendió y todos les seguimos la llama.
"Yo no les voy a decir nada porque ustedes inventan puras weas" dice una flaca en CHV. Y yo justo tenía que salir. $5300 salía un Uber de 3 kilómetros, y a eso tenía que esperar 20 minutos.
El escenario dantesco en San Diego se presentaba en toda su gloria de 6 pm. Micros llenísimas, tacos por todos lados, autos que pasaban con roja, una sirena de los pacos allá lejos. Para un taxi y me voy con el caballero. Conversamos un poquito y coincidimos en lo esencial: esto era necesario. Mientras los dueños de Chile los mandan a clases de ética, nosotros pagamos multas gigantes. Mientras hay perdonazos para ellos, para nosotros hay cárcel.
Un auto en pista contraria se saltó una luz roja y casi casi casi que nos choca. El taxi tuvo reflejos Jedi y frenó en seco. Llegué a mi destino y las noticias seguían. Tiraron una lacrimógena en Luis Thayer Ojeda con Tobalaba (100 mts del Costanera Center, epítome del capitalismo chileno), y después haber estado todas las estaciones sitiadas con pacos, curiosamente a eso de las 21.00 se vacían. Y un ratito después CHV avisa que estación Trinidad está en llamas, y luego Sótero del Río.
El 2011 dijeron que iban a hacer cacerolazos, y en ese entonces yo pensé que eran cualquier weá y que no pasaría nada, una herencia romántica de la dictadura. Y no po. Me acuerdo que una vez me bajé en Sta Lucía y hasta Sta Isabel fue un coro de cacerolas. La cosa sonaba fuerte oe. Y aún más fuerte que en esa ocasión, sonaron las ollas por todo Irarrázaval hasta bien entradas las 22.00, y según muestra RRSS, en otros lados de la metrópolis el eco era mayor (Maipú y Pte Alto, un saludo). Era medianoche y aún se escuchaban sirenas. Recién tipo 1.30 am el celular me dejó de vibrar con notificaciones, y no es que éstas hayan mermado hoy.
Quizás el 2020 vuelva a leer este post y piense en todo lo que cambió después del dantesco 18 de octubre. Porque sí creo que el 18 de octubre fue un día en que varias cosas cambiaron en este país. Y ojalá que ese día del 2020 en que lea esto de nuevo sienta que esos cambios fueron para bien, ya que hoy no tengo idea qué cresta pasará la próxima semana.
Saludos a Telesur, el único medio de prensa que mostró a los humanos de la manifestación.
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