sábado, 28 de julio de 2018

Te odio, libertad de expresión

Los que me conocen (y los que no, se enteran ahora) saben que para mí el derecho más sagrado en cualquier sociedad mínimamente civilizada es la libertad de expresión y opinión. Además de estar explícitos en los Artículos 18, 19 y 20 de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos, a título personal creo que si un humano no siente que pueda verbalizar su parecer, creencia, opinión, inquietud, etc., sin ser perseguido o apuntado con el dedo en el proceso, entonces le estamos fallando a esa persona. Como sociedad y humanidad le estamos fallando.

Puedo estar en absoluto desacuerdo con lo que planteas pero debes ser libre para expresarte (cachai que esa cita no es de Voltaire sino que de la autora Evelyn Beatrice Hall). Incluso si esa opinión significa regar con sangre la calle más transitada de Santiago mientras cargas un lienzo que restringe libertades en mujeres y tiras panfletos afines...

...o quizás no. Y de ese quizás quiero hablar aquí.

Y acá pensaba poner la foto de una svastika o el logotipo de ese grupo que saben bien a cuál me refiero, pero no quiero darle un +1 a que el algoritmo de Google los haga más populares. Así que pongo una foto alusiva de otros pelotudos. Ya, fin del paréntesis. 

La otra vez vi un video que me llamó harto la atención: comparaba mentalidad estadounidense con el resto de nosotros y cómo cosas que ellos toman por sentado resultan ser la excepción al mirar otros países. En particular me interesó la libertad de expresión, esa de los artículos 18, 19 y 20.

En USA la libertad de expresión roza lo absoluto. Amparado en la Constitución yo puedo incendiar banderas gringas en la calle e ir con una polera que diga "a la mierda los negros". Yo tengo esa libertad, y si te molesta tú estás en igual libertad para responderme, pero ambos seguimos siendo libres. Por ahí he leído comentarios en internet de chilenos que opinan similar, que "tú tienes que respetar mi opinión aunque estés en desacuerdo". Pero igual que los Fahrenheit y las millas, los yankees son la excepción con esa libertad.

El hate speech está siendo cada vez más regulado y penalizado en varios países del globo. La ley canadiense explicita que cualquier discurso que promueva el genocidio sobre un grupo identificable es una ofensa ante el código criminal y eso es cárcel. Fin. A su vez, definen grupo identificable como cualquier grupo humano que se pueda distinguir por su sexo, etnia, credo, etc. Luego tenemos el caso danés donde ellos prohíben el hate speech definiéndolo como algo que degrade, insulte o amenace a otro grupo humano.

Probablemente el caso más conocido sea el alemán donde hacer mención al nazismo es cárcel, pero Francia, Sudáfrica y Países Bajos no se quedan atrás teniendo sanciones tan inapelables como las alemanas. El caso de Singapur me pareció interesante porque tienen un estatuto legal que restringe a líderes religiosos que fomenten discursos de odio hacia otro líder religioso o credo. Tiene sus críticas a que resulta difícil hacer la distinción entre acto religioso y político, especialmente con credos como el islam y el cristianismo que suelen no hacer distinción entre ambos, pero el mensaje está explícito.

Finalmente, tenemos a Irlanda, Indonesia y Brasil que son un poco más ambiguos en sus definiciones, pero también sancionan discursos que inciten el odio. Es básicamente "eres libre de decir lo que quieras, excepto cuando eso causa enojo de un grupo humano. Ahí no tanto".

...y ahí entramos nosotros.

Chile se mueve en una rara línea entre Irlanda y USA. El artículo 31 de la Ley 19.733 sanciona con multas a periodistas que promuevan "publicaciones o transmisiones destinadas a promover odio u hostilidad respecto de personas o colectividades en razón de su raza, sexo, religión o nacionalidad". Para todo lo demás es un juego de interpretaciones del Código Penal al igual que los yankees.

En ese pequeño pero pivotal punto es donde creo que Chile la estamos cagando feo, y Alemania, Francia, Dinamarca y Singapur nos están dando buenos ejemplos. Hay papers y tesis enteras respecto a la coexistencia del discurso de odio y la libertad de expresión y cuándo es sólo una opinión pesada y cuándo realmente hate speech. Sin embargo, yo adhiero a los daneses en que éste debe ser prohibido de raíz, y como los alemanes en penalizarlo sin derecho a réplica.

Manejar un bus que degrada y menoscava a la población transgénero es promover un discurso de odio. También lo es Donald Trump mofándose de personas con discapacidad, Piñera diciendo "que las mujeres se hagan las muertas", Guns n Roses y su canción "One in a Million", imbéciles lanzando vísceras en la marcha pro-aborto de esta semana, o tú mismo cuando amparas un "es mi opinión y tienes que respetarme" de alguien que lo incite.

Después de los actos de los imbéciles en la Alameda, leí varias opiniones que decían que si esto hubiese pasado en Alemania ellos ya estarían presos y todas sus plataformas revisadas. Y sí. Eso habría pasado. Alemania la tiene bien clara: para defender la libertad de expresión de sus habitantes hay que también tener una política de tolerancia cero al hate speech, caso contrario le estás dando cabida a que se violen derechos humanos a diestra y siniestra. Y ejemplos de qué pasa cuando permitimos eso nos sobran; en Chile sobran de esos.

Seamos como Alemania. Seamos como Canadá. Por último seamos como Irlanda o Brasil. No seamos como USA.

Saludos a Natalia Valdebenito, fue loco oír ese Cafe con Nata haciéndome la once.

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