Y pongo una foto de Machuca porque, no sé...había que poner una foto de algo.
Les cuento mi historia: Quillota es una ciudad perdida en algún lugar del Valle del Aconcagua, y con ochenta mil habitantes cabe dentro de la definición de pueblo o campo por el santiaguino promedio. Yo no me caracterizo por ser alguien muy sociable, y aún así creo que conozco a lo menos a una persona de cada colegio/liceo/escuela de la ciudad. Así, en el chit-chat inicial cuando conoces a una persona y "¡oh sorpresa!" es de Quillota, sale casi automáticamente hablar del equipo de fútbol local, del arreglo (de mierda) que le hizo el alcalde a la plaza o el taco de Avenida Condell. Preguntar por el colegio de egreso es sólo otra forma de hallar un punto en común.
Estaba en Viña un día. Por motivos de la vida, me puse a conversar con este flaco. Resultó ser de Quillota, me preguntó de qué colegio salí y al responderle, me preguntó si cachaba a X persona. Yo le pregunté de vuelta, y con su respuesta me enteré que es ex-compañero de una buena amiga. Terminamos conversando unos 10 minutos hasta que cada uno siguió su camino, sin sentir ninguna invasión a la privacidad por preguntarnos el colegio o algo por el estilo.
Luego están los santiaguinos.
En páginas a la noesnalaferia, con su cultura pop bien definida, me extrañó leer una frase como "repudio a la pregunta de qué colegio eres". Los comentarios estaban totalmente de acuerdo con el post inicial. Sólo una flaca de Temuco pregunta que por qué esa pregunta es tan violenta para los santiaguinos, cuando en Temuco es plenamente normal.
Y caché que en Santiago la cosa cambia un poco.
Por un lado, están los colegios más aristocráticos, los que usualmente son católicos, privados y/o con nombre extranjero. Sus estudiantes son de una estirpe elitista que no se mezcla con el resto y, dada la distribución espacial de éstos (todos en el lado este de la ciudad) pueden perfectamente no mezclarse. En Quillota, el colegio más aristocrático está a dos cuadras de un liceo, a dos cuadras de la plaza y a distancia caminable de los barrios más pobres de la ciudad. En Santiago, el que estos colegios aristocráticos tengan unas matrículas y mensualidades altísimas (ergo, poder pagarlos ya es cierto status) también contribuye al fenómeno.
Por otro lado, están los liceos emblemáticos. De lo que entiendo, esos establecimientos son un "club de niños populares" de colegios tradicionales de la capital y con excelencia académica. Tan elitistas como los colegios aristocráticos, pero están en barrios más populares y su carácter público les da un toque más social. Los memes de que no hay nada más pretencioso y alumbrado que un egresado del Instituto Nacional son comunes.
Con estos dos mundos colindando, es entendible que la pregunta "¿de qué colegio eres?" no tenga un fin de conocer un punto en común para conversarte, sino conocer tu alcurnia. Saber si saliste de un colegio más rimbombante que el mío, si eres de mi misma congregación religiosa, liceo con el mismo rol social, etcétera. Si eres "uno de los míos".
Puse "Liceo Emblemático" en Google Imágenes y sólo me salieron insignias y tablas de puntaje PSU.
Porque finalmente...está el tercer grupo de egresados: Todo el resto. No salir de colegio aristocrático o emblemático es perder esos jugosos puntos de status en la escala social. ¿Loco? Demasiado. Los dos primeros grupos gozan de más visibilidad mediática, más consideración en el escenario político (partamos con que existe un escenario político para los secundarios), mientras el tercer grupo se queda pateando piedras, como cantaría cierta banda chilena.
Por último, ojo con una sutileza que no es tan sutil: En el resto de Chile, nosotros preguntamos "¿de qué colegio eres?" esperando que nos digas un colegio que conocemos y así conversar de tal o cual persona. Mientras que en Santiago, preguntan "¿de qué colegio saliste?" porque mantener la estirpe es lo importante. Tener esa impronta que te da tu insignia. Clasismo en su más pura -y santiaguina- definición.
Los santiaguinos son personas muy interesantes. Raros, pero en el fondo son tiernos. Pero raros.
Saludos a Angela Anaconda.
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