Es raro poner en palabras todo eso que pasó el día del plebiscito y todos los días posteriores, pero sí creo que la frase que tengo en el título de esta entrada pululó mi mente esos días. Temazo en todo caso. Pensé en hacer su tradicional paya dieciochera para quejarme, pensé no hacer nada, pensé en simplemente quedarme con las palabras de varios amigos que vociferaron su sentir en las redes insociales.
Pero ñeh. Hace seis meses que no escribo nada acá y uta, mínimo que haga un post al semestre, así que aquí vamos.
Sí hubo una campaña de desinformación tremendas de parte del comando del Rechazo, sí creo que hubo gente que se tragó fake news por weones, y sí creo que hubo gente que por motivos honestos (que podré juzgar la validez de algunos de esos motivos) rechazó la propuesta de nueva Constitución. Pero también vi que, salvo mi lugar laboral porque duh, mi círculo social/de amigos/familiar es bastante Apruebo. Y a ustedes me los imagino de lectores de esto, así que también a ustedes les escribo.
Sí. Fueron días como el forro. Leer las frustraciones y las desolaciones de varios, de quienes han estado luchando por hartos más años que yo, de quienes [valga el dramatismo] me heredaron la lucha social para que mi generación la retome, y que todo se fue en picada en un día. Pero después eso se hizo una rabia contra el mundo que la encontré tan hedionda como la campaña de desinformación: frases como "ya, no esperen nada más de mí. No me sumo a ninguna campaña más!". Arrendadores y dueños de propiedades que """por amabilidad""" congelaron precios durante la pandemia y ahora alardearon que cobrarían en UF y subirían precios acorde. Gente que después de tratar a 3/4 del país como analfabetos imbéciles, decían que se querían ir de Chile y dejar a este agujero pudrirse solo. Incluso compañeros de carrera [esa carrera que se supone apunta a ayudar el medio ambiente] decían que ya no iban a hacer nada, que ellos intentaron luchar por el país, pero en Petorca y Quintero les dieron una puñalada por la espalda y que se las arreglen ellos solos.
(...siempre se las han arreglado solos, pero esa es otra historia)
Esas fueron las cosas que leí también, y esas fueron las que me preocuparon. Pensé genuinamente que éramos más que eso. Sin caer en moralinas weonas, sí pensé que teníamos una escala de valores donde veíamos a las personas como personas, y no como objetos utilitarios donde necesitábamos sus votos y listo. No pensé que amigos que estudiaron en la misma La Pintana que yo, que vieron las mismas carencias en sus vecinos que yo, que vieron el mismo olvido y abandono, la misma garra y energía para autogestionar soluciones porque nadie más lo hacía por ellos, y el mismo utilitarismo de parte de políticos foráneos que yo, iban a decirle "chao rotos culiaos, arréglenselas solos. Yo me voy pa' Alemania" a esas mismas personas en la misma La Pintana que yo vi.
Así que hice lo que siempre hago cuando estoy con la weá o desorientado en el universo: escuchar música. Y no tuve que buscar mucho para hallar comfort: Shane, Rufus y Dave me devolvieron la vida que el plebiscito me quitó.
Como más les vale que sepan, Taylor Hawkins (baterista de Foo Fighters) falleció hace unos meses, y hace un mes Virginia Grohl (mamá de Dave Grohl) también nos dejó. Y el 3 de septiembre, ahí estaban Pat Smear y el mismísimo Dave Grohl dando el concierto de sus vidas, con todo el luto que cargan, con todas las ganas de mandarlo todo a la mierda que (con mucho derecho) deben sentir. Ahí estaba Rufus Taylor (hijo de Roger Taylor. Sí, ESE Roger Taylor), con un look que no puede ser otra cosa que un cosplay de Taylor Hawkins, destruyendo la batería de modos que sé que su papá en el backstage estaba chocho mirando. Ahí estaba Shane Hawkins, dando la vida en memoria de su papá frente a un Wembley lleno.
"Ah pero wn son músicos" dirán ustedes, que esto no es comparable con perder el plebiscito. Pero es gente que en un par de meses perdió gente importantísima para sus vidas, gente que sufrió un vuelco brutal después de dos años que la humanidad tuvo un vuelco brutal. Y ahí estaba Shane dándolo todo en "My Hero", Rufus en "Best of You", y Dave en "Times Like These". Inspiraron a que intentase hacer lo mismo.
Días después me puse a ver Star Wars: Rogue One, y la historia de un par de insurrectos que se enfrentan a un mal tan grande que amenaza con destruir mundos, que lo único que les mueve es la esperanza de que están haciendo lo correcto y que, aunque nadie se entere de lo que hicieron, esto era lo que había que hacer. Sí, esa misma historia, igual me dio un pelito de esperanza en un mes que la ultraderecha se posicionó no como una manga de nazis que nadie pesca ni en bajada (a pesar que concentren el poder mediático y económico del país), sino como una fuerza política que tiene peso en las altas esferas y decisiones que se toman a nivel nacional (y que aún concentran el poder mediático y económico del país). Y ahí me acordé de Diego Luna (actor que hace a Cassian Andor) que hace unos meses habló español en la conferencia Star Wars Celebration que reúne a los nombres más grandes de la nerdósfera starwarsiana. Ahí entre directores y actores famosos, ahí entre la alfombra roja y Baby Yoda, nuestro idioma se escuchó en esos mismos escenarios. Porque igual la representación importa.
Y me empecé a acordar de las muchas series y videojuegos que han cruzado por mi retina y que tocan el tema de mantener la esperanza aún cuando el mundo se fue a la puta misma. Legend of Zelda que es invadido por un mal tan grande que para evitar la conquista del mundo las diosas deciden inundar Hyrule, y en el océano que queda de resultado igual hay un par de cabros chicos que quieren escribir su propio futuro y pedalear un día más por un mañana. Shaman King donde (entre otros personajes) hay un tipo que lo único que quiere es que los humanos vivan en armonía con la naturaleza; sabe que hay gente que no está ni ahí o que derechamente le odia, pero igual él está ahí luchando por su sueño. Pokémon donde hay tres chiflados que todo les ha salido mal los últimos (acabo de revisar) 25 años, y aún así siguen tirando para arriba porque mientras los tres se tengan el uno al otro van a poder seguir adelante.
Y me acordé de mi propia elección profesional, que es una colección de malas noticias y de weones que se creen dueños del mundo, mientras hay un grupo a veces minúsculo, a veces suicidado por grandes conglomerados, que está allá afuera (o ahí dentro en el mundo online) dando una pelea que es más grande que cualquier cifra que Soros, Gates o Musk puedan sacar. Imagina encontrarte con Homero, George o Stephen y decirles que te echaste a morir y que pico, que la gente de Petorca se las arregle por sí misma, que tú te hiciste a un lado.
Estos ejemplos son ficción o romantizaciones de situaciones que no reflejan la realidad. Sí sé. ¿Y? Parafraseo al Kyle de South Park: Sí, Luke Skywalker y el Viejo Pascuero no son reales. Pero han afectado a millones de maneras que muchas personas reales no han podido. Gracias a esos dos hay personas en el mundo que han cambiado su manera de actuar, para bien. ¿Y eso no es real? ¿La importancia que ellos tienen para tanta gente no es real?
No sé. Me gustaría darle una vuelta redonda a este post y decir que en verdad hay cosas que hacer post-plebiscito aunque haya ganado el Rechazo, hayan ganado mentiras fachas, haya ganado una fascista en Italia y la opción "empanada de pino sin pasas" siga ganando adeptos. Pero no la tengo. Tú, estimado lector, quizás sabes (...o sientes) que aún hay cosas que hacer post- todo lo que dije recién. O quizás sí te hiciste a un lado producto de la desolación del 4 de septiembre. Yo entre Foo Fighters, Star Wars, Shaman King y Zelda, decidí que no.
Este fue un septiembre que varios queremos olvidar y despertar cuando acabe.
Hace muchos septiembres atrás, Billie Joe Armstrong tuvo un septiembre tan de mierda que sólo pudo abrazar a su mamá y decirle la frase que hoy pongo en el título de esta entrada. Y años después hizo de esa frase una canción.
...despiértame cuando termine septiembre, que la depresión post-plebiscito termine, y que sigamos intentando poner un minúsculo grano de arena para que esto no se vaya al carajo.
Saludos a Diego Luna.