miércoles, 17 de julio de 2013

No sé por qué, me pasa un no sé qué con este disco

Siendo las 00:30 am del Miércoles, vuelvo a clases post-paro. Y aunque no importa, me puse a leer comentarios añejos de mis entradas añejas [ahí, a la derecha, pueden ver los años y las publicaciones por mes, o usen las etiquetas...disfruten las latas eternas, son interesantes algunas]. Realmente escribía harto en aquel tiempo, algunas...lamentablemente, son unas latas eternas. Ahora estoy dando la lata...lo sé.

A lo que nos convoca, en este episodio de "Chúpala Bowie: Discos 2013 :D" presento una de las mayores sorpresas de este año, no tanto por lo remarcable del disco (de eso hablo luego) sino porque está demasiado afuera de mi Comfort Zone donde me siento a gusto, cómodo (de ahí el nombre, lo sé...no lo habrían notado) y por lo mismo, no me suelo alejar de ahí. Lo mío es la música maníaco-depresiva y el britpop melodramático y chillón, no el folk y estas cosas abstractas raras. Pero en serio maldita sea, el disco es demasiado bueno. Merecía que me esforzase y créase la review más extraña que he hecho [y ya, a nivel "picado a semi-pro" he hecho pocas, pero este blog está atestado de "reviews amateurs" en que todas son de mi comfort zone, lean las eternas "Este es un buen comienzo" hay algunas poquitas que yo aun seguiría leyendo...jejeje].

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Daughter - If You Leave


Cómo convertir la voz en un instrumento y en uno tan superlativo es lo que hace del primer disco de Daughter algo tan remarcable en este año lleno de lanzamientos. Daughter es el proyecto de la londinense Elena Tonra que desde el 2010 ha publicado ya tres EP’s; para el “If You Leave” de este año se acompañó de Igor Haefeli en guitarra y Remi Aguilella en la batería.

Este trío comenzó a publicar la génesis de este disco desde el 2012 con el single “Smother” corriendo por internet. Finalmente en Marzo de este año se publica el trabajo completo: un álbum donde Elena le da rienda suelta a su voz al son que íntimos instrumentos crean una atmósfera que nos lleva a un viaje de poco más de cuarenta y cinco minutos. Canciones con varios crescendos, rápidos bajones y letras melancólicas e introspectivas.



Desde el comienzo hay una tenue capa de eco que abraza la voz de Elena; la primera canción es un ente abrumador donde los sonidos se pierden y los instrumentos se diluyen entre los versos cantados. “Smother” es la segunda pieza, una guitarra acompaña y nos permite aferrarnos a algo mientras las sílabas se van pronunciando. Esta guitarra acústica que suena débil en un par de temas siguientes es la encargada de engañarnos y pensar que la nostalgia y la melancolía se terminaron, sólo para que un teclado nos lleve de nuevo al trance que este disco es tan prolijo en lograr.

Si “If You Leave” fuera la banda sonora para una danza los bailarines serían pocos, estarían muy separados los unos de otros y harían largos y lentos movimientos de extremidades, mientras mueven mucho sus dedos, sus muñecas y sus labios. El disco avanza así, cosas pequeñas creando potentes atmósferas, la delicadez de los movimientos es la tónica, no la potencia de los instrumentos o un gran falsetto. Un pulso de batería y una guitarra distorsionada en “Still” mientras en “Tomorrow” Elena no teme en silenciar todo y encontrarse ella dando a cappella un par de versos. Desde ese a cappella todo va hacia arriba y la música sumerge en una ola de sonido que crece y crece hasta nadie sabe cuándo.



Las letras van desde el desamor, la tristeza y la melancolía hasta una simple pero siempre necesaria catarsis. “Underneath the skin there’s a human; Buried deep within there’s a human; And despite everything I’m still human; But I think I’m dying here” versa la canción “Human” al tiempo que los instrumentos se apartan para darle a la voz el protagonismo que tan justamente ha reclamado durante este trabajo.


Daughter es magistral en la emocionalidad que crea con “If You Leave”, es de esos discos que hay que oír con calma y escucharlos en más de una ocasión. Dependen del estado de ánimo al tiempo que crean nuevos estados. Cuarenta y cinco minutos para estar solo, luces apagadas, cortinas cerradas, y escuchar. 

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Dedicado a la Alondra y su desmesurado amor hacia este disco. Seas un rockero empedernido, un rudo metalero, un post-rockero maníaco-depresivo o un popero *inserte acá adjetivo para ellos*, este disco es de esos que se deben oír. Sí, en serio. He dicho eso de todos los que he puesto en esta saga, pero en serio.

Saludos a Fuster, el profe de Hidro, que no nos hizo control hoy y me permitió escribir la review. Y a la Paz, que también ama este disco e intenté meterla en algún punto de la entrada...pero no resultó, así que aquí estás.

sábado, 6 de julio de 2013

Fui a una tocata de Jorge Gonzalez...y viví para contarlo.

La historia que crea esta entrada es simple, el miércoles pasado fui a una tocata del ex-vocalista de la legendaria banda Los Prisioneros y quería contar mi experiencia. Y tranquilos, no será formato review...si ya en 72 horas olvidé varios detalles. Pero bueno, Jorge Gonzalez en concierto...¡¡Yahoo!! *Léase ese "Yahoo" con el mayor laconismo posible*

El lugar era un bar ABC1 en el Barrio Bellas Artes del Centro de Santiago, la entrada costaba $10.000 e incluía cover. Yo iba gratis (sino, ni por si acaso habría ido jejeje) y como estaba en lista, no tenía trago gratis pero ñeh. Los rostros denotaban que la mayoría del público estaba por sobre mi rango etario y, maldita sea era Jorge Gonzalez, predecible. A eso de las 23.35 la gente ya se impacienta y comienza un griterío desde la parte de atrás. Entre el tumulto aparece un flaco con cara de nada, chaqueta azul y pelo canoso. Se sienta en el escenario y alguien le trae un vino. Comienza con "No necesitamos banderas" y el público está vuelta loca. "¡Grande! ¡Maestro! ¡Leyenda! ¡Te doy quince hijos!" eran las frases que se oían. Y ya, no tengo nada que reclamar porque todos hemos sacado nuestro lado groupie con un artista que nos gusta, pero la imagen que tenía del tipo era algo más ehm...así:


Un tipo que interactúa con su público, que lanza ácido a las autoridades a través de su música, que al menos tiene energía. En su lugar había un cincuentón que con una íntima guitarra y tres focos que lo iluminaban le cantaba a nadie, aun cuando todo el Bar le coreó cada verso. A eso de la cuarta canción le habla al tipo del sonido para que le arregle algo en la guitarra, no resulta. Se enoja, se para y se va al piano. Mish, no sabía que tocaba el piano. Su segunda intervención en el instrumento es "Muevan las Industrias" y la reacción del público nuevamente es enérgica a cagar, él incluso se aleja del micrófono para hacer sing-along con el bar. Varias canciones más que yo jamás había oído (o si es que lo hice, las omití de mi memoria) y suena otro clásico: "Tren Al Sur". De las que conocía en su formato "tradicional", esta fue probablemente la única que sonó realmente bien en formato "piano + Jorge apenas cantando + público rugiéndola".

Anécdotas hay varias. En su momento le dice al público "¿Les pido algo? Igual es fome cantar con los ojos cerrados así que...¿Por que no apagan las cámaras y dejan de grabar? Si igual la grabación la van a ver en internet después". Hermosa y ultra-necesaria crítica a los cientos de miles Turistas de Conciertos que van a una presentación sólo a decir que ahí estuvieron; varias caras estaban mirando la cámara HD de sus iPhone's y no al artista vivo que tenían al frente. El setlist estaba en Arial tamaño 12 y con la no-luz que había en el local (más los años de Jorge) poco veía, así que en total anarquía (?) rompe el Setlist que está pegado en el piso para ver qué cresta de canción venía. Nadie le movió sus trocitos de papel en todo el concierto.


"Si sueñas con Nueva York y con Europa, te quejas de nuestra gente y de su ropa..." comenzó a versar. Se escucharon gritos "¡¡Hipsters culiaos!!" y una gran alabanza a Jorge y a la canción. ¿Pero no fue él quien estuvo en Europa tanto tiempo? ¿No es él el que está tocando en un bar a $10.000 la entrada a 120 metros de la calle más hipster y snob de Santiago? La canción me gusta, sí...incluso si es que me siento aludido (jajaja), pero hay que tener cojones para no autodedicártela en un concierto.

Recuerdo que cuando cabro chico me gustaban Los Prisioneros. Las letras, las sátiras, las críticas a la educación, el mercantilismo y otros temas de las canciones. Sacando una o dos, no son cosas de la dictadura que murieron en cuanto ésta acabó (y nacimos nosotros: los "Hijos de la Dictadura"). Entonces ¿Qué pasó? Como cantautor (formato que nos presentó acá) el tipo se hubiera muerto de hambre, buen poeta y nada más. Quizá sencillamente avancé de la música de Los Prisioneros, o tal vez lo que me gusta es la banda, no el tipo cantándolas como "puta ya, hagámoslo".

Entraron músicos para apoyar y la cosa auditivamente hablando se puso más interesante. El encore estuvo compuesto de "Paramar", un tema en inglés que yo jamás había oído (según internet, es de los Bee Gees) y "Sexo". Aquí al final, amparado ahora por músicos que hacían la pega instrumental, Jorge al fin se para y se pone a jugar con el público, por fin deja de ser un weón fome. Si eso hubiera ocurrido antes, quién sabe...mi opinión sería distinta. Ya, es verdad que un espectáculo en vivo lo hacemos público y artista, pero acá el 80% lo hacía la gente, 15% la "Leyenda del Vocalista de Los Prisioneros", un 4% la banda que acompañó en las canciones finales y el último 1% restante el propio Jorge.


Para Los Prisioneros...me quedo con los videos de YouTube y las tres o cuatro canciones que bajé cuando había Ares (sí, así de añejas son). Pero hey, fui gratis, me invitaron un vodka y pude sacar pica en Facebook. ¿Tengo realmente algo de qué quejarme? A mi defensa debo decir que fui atento y respetuoso con el tipo. No me puse a jugar al celular ni a conversar con la gente como varios imbéciles en otros conciertos. Y por si a alguien le interesa ver qué se perdió, acá el setlist (no roto).

Intenté mantenerme en las tres páginas de Word (aprox.) para que no digan que doy una lata tremenda. Si les parece que estuve especialmente fome hoy bueno...es culpa de Jorge (jojó). Saludos a Fabrizio Copano, que me lo estoy topando relativamente a menudo en este tipo de cosas y me lo topé de nuevo en el bar. Ay sí, yo soy tan VIP poh oye.