lunes, 22 de octubre de 2018

¿Por qué los santiaguinos siguen comprando autos?

Desde que llegué de San Rosendo a la ciudad, queriendo más respeto, queriendo ser feliz, que me gusta sentarme en la hora punta en alguna esquina céntrica de la capital y mirar el caos. El simple y bien ejecutado caos.


Semáforos que no dan abasto, el idiota que avanza con luz amarilla bloqueando la esquina, los de la dirección contraria que no pueden pasar, la micro que intenta doblar pero los peatones no le dejan. El motociclista que se mete nadie sabe por dónde y casi ocasiona un accidente. Y así uno puede mencionar muchos más personajes. Lo loco es que, si no contamos a la micro, todo ese desastre vial involucra a no más de 6 imbéciles. Sólo basta un tarado en Providencia con Pedro de Valdivia (o cualquier esquina de Alameda, Providencia, Apoquindo, San Francisco, Santa Rosa, Grecia, Matta, Blanco Encalada, Andrés Bello, Mapocho, Independencia...) para ocasionar un atochamiento de cinco cuadras. Siempre me hablaron de la entropía como algo atómico, pero de haber usado el taco de la hora punta habría entendido de inmediato: no puedes no tener caos con tanto auto.

Las cifras aparecen de manera periódica en algún artículo periodístico. La velocidad promedio en Stgo en hora punta son 28 km/hr, Vitacura tiene más autos que personas, al 2010 más del 60% de todos los autos eran de esa misma década (y dudo que eso haya cambiado recientemente), 904 autos salían de la concesionaria a la calle cada día durante el 2017, los tacos de Angostura y del peaje de Lampa son legendarios, y suma y sigue. Y aún así, los chilenos y, en especial, los santiaguinos, siguen comprando autos.

Me acuerdo que ese ejemplo lo vi en algún ramo: si tienes una autopista, incentivas que la gente compre autos porque es más rápido. Más autos hacen que la autopista finalmente ya no pueda dar abasto a tanto vehículo, reduciendo la velocidad de ésta. La reducción obliga a que la gente compre más autos porque el transporte público es muy lento en la autopista...producto de los autos. Círculo vicioso.


Lo que encuentro más surreal de esta situación es que al santiaguino le gusta. Le gusta comprar su auto, pagar su patente, pagar su seguro, pagar su bencina, y disfrutar sus tacos kilométricos. Les gusta saber que pierden 187 horas anuales de su vida metidos en su auto, sin moverse a pesar de estar en carretera. Y ya, el santiaguino es raro por naturaleza, pero uno esperaría que las autoridades y tipos que planifican esta cosa vean un poco más allá. No. A ellos también les gusta. En Chile el promedio es 1 vehículo particular por 3.8 personas. España y Alemania están cercanas al 1.5, así que aún hay espacio para mejorar. Además, la velocidad promedio en Sao Paulo en hora punta rondan los 19 km/hr, así que aún estamos viajando rápido. Biba la gente del Automóvil Club de Chile. Biba.


(Ídolo)

Las alternativas todos las conocemos: Bicicletas, caminar, transporte público, compartir auto, minimizar distancias, mejor planificación urbana. Yet, aún son medidas menos que incipientes. Pararse en una avenida cualquier y ver quién está en los autos nos da cuenta de la estupidez urbana: hay sólo un humano sobre una máquina de ni sé cuántos kg en o 2 o más m². La ineficiencia hecha transporte. Y ya, no digo que te hagas todo el viaje desde Las Condes a Maipú en bici. Pero hay tramos que puedes hacer a pie o usar alguna alternativa (y por último te aguantas la micro llena). Pero debe haber una sensación de realización que yo desconozco asociada a perder 30 o más minutos de tu día en un sacapuntas sabiendo que estás quemando tu dinero con esa bencina y ese seguro automotriz. Bueno, ahora 40 minutos porque a una Dodge se le ocurrió ponerse a mitad de la calle. Hihihi.

Jay Foreman hizo un video muy bueno de la guerra bicicleta vs auto y que la coexistencia es clave. Y en Santiago la historia es de optimismo similar al londinense: hay 1.2 millones de viajes hechos en bici en Stgo, un 800% de aumento respecto a la década pasada. Y aunque se difundan los beneficios de ésta, que se diga que se ahorran 2.2 millones de pesos anuales por cada bici usada en lugar de un auto, ahí ves al santiaguino fiel a su autito en su taco.

Y viene el dilema de qué fue primero: el huevo o la gallina. ¿No hay más ciclovías porque no hay más ciclistas porque el Transantiago es malo porque el Transantiago no se usa lo suficiente porque la gente no camina porque la gente no tiene la vereda ni cruces habilitados y seguros para cruzar porque prefiere usar auto porque no hay más ciclovías? ¿O es al contrario? No lo sé. Pero me llama la atención mirar la intersección entre (a ver si las nombro todas) Av Nueva Providencia, Av Providencia, Av Tobalaba, Av Apoquindo, Nueva Tajamar y Encomenderos. A pesar de que los peatones somos la especie más habitual de aquel mutante sistema, son los autos (los tacos) los que tienen el poder. Los santiaguinos y sus comportamientos viales son muy interesantes.

...y por la chucha que salgan los taxis de las líneas de Transantiago.

1 comentario:

  1. Bastante brígido el asunto, pero para mí la bicicleta no es tan masiva porque en Chile la gente en viaja al menos una hora a su lugar de trabajo, o pasa por lugares peligrosos, yo nunca he intentado salir en bici a los destinos habituales porque pasó por muchos tramos dónde me podrían quitar la bicicleta. Además, con el famoso diseño del Transantiago además del tiempo te hacen hacer mil transbordos inútiles, yo para llegar a antumapu sea como sea tengo que tomar 3 locomociones, sin considerar que debo cambiar 2 veces de línea en el metro, por lo que agradezco los días en que mi papa me puede llevar en auto a santa Isabel y tomar una gloriosa 200...lo de compartir el auto es demasiado necesario si, ya deberían existir mil aplicaciones al respecto que lo fomenten, y también el limitar la cantidad de autos por familia, xke entre varios obvio que se pueden organizar y no es necesario en una casa más autos que personas.

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