Se acerca a su ropero. Elige una camisa de seda color blanco invierno. Un traje Studio Italia para combinar. Una corbata roja. Zapatos bien lustrados. Antes de salir, revisa su iPhone 4S comprado en Escandinavia, ve si tiene alguna llamada perdida o mensaje que haya llegado durante la noche. Mientras abre la puerta de su casa contesta los dos mensajes y llama a su mamá para decirle que este fin de semana la llevará a ese restaurant tailandés que le gustó tanto. Se coloca su reloj de pulsera Bulova Marine Star comprado el invierno pasado en un viaje de negocios en Suiza, toma las llaves de su auto y sale de casa. Él es un hombre muy exitoso que puede darse tamaños gustos.
Maneja un Ford Mustang GT de transmisión manual, comprado hace unos dos años. El motor pertenece a un auto de carreras, él se lo compró a un corredor NASCAR para su vehículo. Tiene frenos Brembo, ruedas Toyo y asientos Sparco. Su auto, rojo brillante, ha salido dos veces en la revista del fin de semana, y cuatro sitios de Internet han escrito artículos sobre él y su dueño. Sin duda, él es un hombre muy exitoso. Abre la puerta, le da un portazo a la hora de cerrarla, enciende el ruidoso motor y arranca. Maneja unos cuarenta y cinco minutos desde el barrio alto de la ciudad hasta un edificio de importantes oficinas en el centro. Hace un gesto para saludar al portero, estaciona su auto y se dirige al ascensor. Piso diecisiete. Lo recibe su secretaria quien le sonríe silenciosamente. Llega a su oficina, se sienta en su silla de cuero texano y enciende su computador. Mientras éste carga, revisa los archivos que dejó su secretaria en el escritorio. Con las dos primeras hojas él sonríe, las ventas fueron todo un éxito. La siguiente le hace fruncir el seño, necesitarán invertir un poco más para no perder esos propietarios. Otra lo llena de asombro, los clientes asiáticos están de acuerdo en formar una sociedad anónima con su compañía. Una de las últimas lo hace exclamar de felicidad. Pronto la marca de calzado belga llegará al país gracias al acuerdo que él firmó.
Se gira en su silla de cuero texano y ve por la ventana el centro comercial al otro lado de la calle. Están poniendo un gran cartel promocionando la nueva película de Pixar en 3D. Sonríe al pensar que él puso esa sala 3D en la ciudad. No puede sonreír mucho porque una llamada telefónica lo devuelve a su escritorio. Él podrá ser un hombre muy exitoso, pero también está muy ocupado.
El sol ya está en lo alto y ha contestado veintidós llamadas telefónicas y ha respondido innumerables correos electrónicos. Está saliendo de una reunión con una firma norteamericana y, mientras vuelve a su oficina su secretaria le sonríe silenciosamente. Preocupado por no tener noticias del barco de carga que venía de oriente llama al encargado. Se alivia cuando le dicen que en la madrugada cruzó el Canal de Panamá y que llegará en dos días más. El hombre muy exitoso pero muy ocupado ve la hora en su reloj Bulova Marine Star. Toma su abrigo, las llaves de su auto y sale en silencio. Los empleados de la oficina lo ven salir sin decir una palabra pero ni lo interrumpen ni lo cuestionan. Él es un hombre muy ocupado y probablemente debe salir urgentemente a atender un negocio.
Su Mustang GT ruge mientras sale del edificio y se aproxima a la autopista. Acelera y en pocos minutos ya se encuentra saliendo de la ciudad. Él está muy ocupado así que debe ser rápido al manejar, pero siempre atento al volante. Ya en las afueras de la ciudad, detiene su Mustang GT rojo brillante al borde del camino. El brillo del auto se ve potenciado por la hora y dos viajantes detienen sus propios vehículos para sacarle una foto al Mustang. El hombre ocupado no se ve a través de los vidrios negros polarizados. El motor del Mustang se apaga y el hombre exitoso coloca una canción de Pink Floyd en el equipo de audio, le sube mucho el volumen. Apaga su iPhone 4S. De la nada se larga a llorar.
Llora y grita con desesperación. Toma su billetera y saca una foto de dos niños. Uno de ellos era él. El otro era su hermano que falleció hace casi un año atrás. Él estaba muy ocupado cerrando un trato con Samsung y no pudo asistir al funeral. La última vez que lo vio fue semana y media antes de su muerte, con el cáncer ya bastante avanzado. Comienza a gritarle perdón a su hermano que le sonríe en la foto. Ve el lugar donde capturaron la imagen. Una antigua cancha de fútbol, ahora convertida en un centro comercial. Un centro comercial que el hombre exitoso ideó y planeó, incluso puso un cine 3D ahí. En la foto los dos están llenos de lodo y con una sonrisa de oreja a oreja. Una lágrima cae en la foto mientras el hombre sigue gimiendo.
Saca otra foto de su billetera. Es una foto de su primera esposa, el día de la boda. Llora desconsoladamente. Estaba muy ocupado en ese entonces iniciando negocios con la compañía en China, no le ponía atención y ella se hartó, ambos se dijeron cosas que realmente no sentían; dos meses después ella le contestó que si bien no se arrepentía de la separación, había cosas que ella no quiso decir y se disculpaba por ellas. Él aceptó la disculpa pero estaba muy ocupado para hacer lo mismo.
La tercera foto es de su secretaria y otros de sus empleados. Fue una noche en un bar que salieron a celebrar un triunfo de negocios. Salen siete personas y el hombre exitoso. A dos de esas personas las tuvo que despedir por recorte de presupuesto y mantener los ingresos de la compañía. Estaba muy ocupado para decirles que fueron excelentes en su labor y que les deseaba lo mejor. Ahora sus llorosos ojos se centran en su secretaria. Todo este tiempo ha estado muy ocupado para decirle que la considera una gran amiga y que ese peinado con rizos le sienta bien.
Lo último que saca de la billetera es su cédula de identidad. Mira con pánico la fecha de nacimiento y se da cuenta de que el imbatible tiempo le está pasando la cuenta. No tiene esposa, no tiene hijos, no tiene realmente algo a que aferrarse, muchos negocios y manos estrechadas alrededor del globo pero nada que él sienta real. Deja de gemir y comienza simplemente a llorar en silencio. Mira las cuatro cosas que tiene en su mano y se queda totalmente quieto mientras unas lágrimas se deslizan por su rostro.
El hombre exitoso respira hondo, guarda todo en la billetera, saca unos pañuelos y se limpia su rostro. Saca una botella de agua mineral de la Patagonia y bebe unos pocos sorbos. Repite su nombre en voz alta para asegurarse de que no suene que estuvo llorando. Se ve por el espejo retrovisor y no hay rastro de lo que acaba de ocurrir. La canción de Pink Floyd acaba, él baja el volumen nuevamente, enciende el motor.
Él es un hombre muy exitoso, pero muy ocupado. Aun así, ha sabido equilibrar trabajo y vida personal. Todos los días se dirige al mismo lugar para llorar y ser él mismo. Así vuelve sereno y calculador a la oficina para continuar siendo un hombre exitoso. Gracias a eso, a pesar de estar siempre muy ocupado, él es muy exitoso.
Me tomó muy por sorpresa el cambio en la edición de Blogspot, por un momento creí que no podría seguir editando. Pero, oh bueno. Cosas que pasan. Que quede registrado que esta debe ser una de las poquísimas veces que no mato al protagonista.
Argh, realmente no me gusta el nuevo estilo que tiene esta cosa para editar...se ve que soy de otra generación. Saludos a Akiyoshi Hongo, creador de Digimon, que celebrará el 15º aniversario de su saga dentro de la próxima semana.
Tu blog es una completa y total mierda.
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