martes, 10 de agosto de 2010

...¡¡¡Y la demencia!!! (Me gusta la demencia)

Wow. Mientras le daba a "publicar" al entry sobre Naty, mi blog cumplía un año. Primero agradecer (no se acostumbren...) a todos los que a lo largo de este año han publicado, llorado, reído, insultado, masturbado o sencillamente...visto las fotos y decir "buen post" en este blog. Ha sido un año algo vertiginoso y modesto en publicaciones pero, ustedes tampoco comentan así que, círculo vicioso, jódanse. Y como creo corresponde decir, Laika que estás allá en la exósfera mientras el eco de tu último aullido se dispersa por el vacío del espacio, descansa en paz.
Hoy es un día especial en la historia del siglo XX. Luego de que 160.000 japos perdieron su vida a manos del Little Boy y el Fat Man, Japón firma el armisticio para posteriormente firmar la rendición incondicional, finalizando la 2ª Guerra Mundial. Luego de 50 años y un poquito más, las heridas se mantienen pero Japón tiene frente en alto y Hiroshima, como muchos otros lares de Nipón, es una urbe de miles de pelotudos viviendo, existiendo y orinando.
Ciudades. La historia versa así, el Invazor Zim, el más tarado de los invazores (sí, con Z) Irken es enviado a la Tierra para encontrar las debilidades de sus igualmente tarados habitantes, antes que la flota Irken venga y nos conquiste. Para hacer su misión más "fácil", Zim tiene a su mando un esclavo robot aun más tarado que él: Gir. La diferencia radica en que Zim es un tarado maligno, Gir es sólo...tarado. Como sea, en un capítulo de la serie, Zim actualiza el sistema de guía de Gir y para probarlo en terreno se deciden perder en la ciudad. Cuento corto: Gir dejó el sistema en casa porque no cabía su muffin, y los dos se pierden. El resto del capítulo narra las desventuras del enano verde y su robot en la cruenta y fría ciudad mientras vuelven a casa.

Más allá de lo rancio que es en general la serie a la hora de criticar nuestra nunca bien ponderada sociedad, la imagen que dan del "Máximo Ícono de Desarrollo de la Edad Moderna" (o sea: la ciudad) es todo menos positiva. Lo que vemos es un grupo de gente bastante ahm...repulsiva, soportándose en un espacio reducido, no porque les agrade, porque se lleven bien, siquiera porque tengan intereses comunes, es sólo porque la casualidad los puso ahí. Lo cual no está muy lejos de la realidad. Más de una vez he oído algo como "Vemos pero no observamos" o "Oímos sin escuchar" (y si es al revés, al carajo. Lo ejemplifica mejor), nos encarcelamos en nuestros tejidos y grasas, callamos al mundo con unos audífonos, lo cegamos con unos lentes de sol y finalmente negamos la total interacción con éste al hablar por un celular. Y lo peor es que como buen habitante de esta urbe que soy, tan mal-acostumbrado estoy a ir de A hacia B y no fijarme en el intertanto, que no fue hasta hoy que me di cuenta del cartelito de Belmont en una tienda (cerrada hace ya tiempo) que hay camino al estadio de mi colegio, lo agrietado de algunos sectores del pavimento (o sea, siempre he sabido que están ahí pero...entienden) y cómo los árboles levantan bloques de vereda. La voz de My Bloody Valentine tiene algo especial, en toda la distorción que simula una pared que rodea, aprieta y hasta sofoca, está allí aguantando durante todo el disco como el último letargo de vida. Tiempo atrás, antes de llegar a la Ruta 5 (que es la carretera más larga e importante de esta faja de tierra) había un camino cubierto por el "túnel" de las hojas de árboles, si bien la vista no era tan campestre como la imagen a su derecha, era bastante grata, en especial en otoño. ¿Qué pasó? Cuando llegó una concesionaria cuyo fin era hacer una autopista del s. XXI que comunicase la Ruta 5 con las urbes del litoral, se hizo una doble pista, los árboles desaparecieron y ahora se tiene un paisaje distinto: a tu derecha, el cerro/peladero y a tu izquierda las grisaseas industrias de La Calera. Hay algo en el peladero que me gusta, al estar rodeado de grises citadinos cacofónicos como la guitarra en Bloody Valentine, la voz casi como arruyo hecha por lo que aun queda de naturaleza, tiene un realce. Quizá por eso, a pesar de nunca pasar por ahí, me gusta la plaza de Quillota. La historia versaba que fue fundada en 1717 (ergo, una de las plazas más antiguas de Chile) por el fundador de la ciudad. En sus aristas estaría la Iglesia a la Beata Benavides, la Municipalidad y otros edificios coloniales. El gran aporte a la historia de Chile es que en sus cerámicas se desarrolló el Motín de quillota, a grandes rasgos se apresó a Diego Portales (un tipo que asumió el poder de un joven Chile) y se le reventaron los sesos en Valparaíso a los pocos días. Siendo Quillota un sector netamente agrícola, se pudo tapizar sin problemas la plaza con árboles, pasto, senderos, una cúpula, una fuente al centro que nunca me gustó, etc. No me he dado el trabajo de ver todas las especies vegetales que hay, de hecho rara vez miro hacia arriba allí pero a ras de suelo, hay muchos troncos en pie. Y especialmente, uno tirado. A los años de que pasó el Motín de Quillota, cayó un roble o...algún árbol bastante senil y, dada la imposibilidad de llevarselo y al tamaño colosal del difunto, pusieron a un escultor cuyo nombre no recuerdo a...hacer algo con ella, el resultado fue un tallado en su tronco simulando el Motín y esto:
Mientras estaba en Noruega, el nunca bien ponderado alcalde llevó a cabo un plan de remodelación de la plaza. En mi nunca modesta opinión: quedó feo. Los senderos de tierra, la placa de cemento que marcaba la fundación tricentenaria, todo fue removido por un parque de cerámicas que parecen de las afueras de un mall (bueno, el que tenemos...da a parar a la plaza), juegos plásticos para mocosos que rompen horrendamente el esquema de parque, árbolitos, pasto y demás del lugar. Un intento de simbiosis entre lo artificial y grisaseo con lo natural, a diferencia de Bloody Valentine, no le funcionó al nunca bien ponderado alcalde.

A finales del siglo pasado, solía haber una parcela en el patio de mi casa; no sé si tenía utilidad comercial pero el tiempo y los dueños la convirtieron en un terreno valdío. Como buena ex-parcela que es, todo crecía ahí, si bien legalmente nadie podía ocupar el terreno. Salvo mi perro. Un policial que me odiaba porque lo golpeaba cuando peque (probablemente, una de las cosas de la que más me arrepiento), tenía los 100y algo metros para él solo y no me extrañaría que tuviese pasajes entre los espinos hacia todo el sitio eriazo. Al fallecer, sus restos fueron sepultados a la sombra de un álamo que nos quedaba frente a la casa, en la parcela, su parcela. Más allá del sitio eriazo, la "última calle de Quillota" se unía al camino internacional y de allí, hacia los sectores agrícolas, cuando llegó la modernidad comenzó el plan de construcción de una población en esta última calle. Unos 8 años después, El Sendero es el más grande laberinto habitacional de la ciudad, ni idea cuántas etapas, pasajes ni casas, pero sin problema harán las 5000, si a eso le sumamos la nueva villa que hicieron al ooootro lado de la calle, vamos sumando. Algo que me perturba enormemente es que ahora la salida de nuestro agujero, que solía ser una recta que pasaba por parcelas, iglesias coloniales y un ITC, se convirtió en la vía principal de 5 o 6 poblaciones y, lo que es un cruel pero bello chiste a la urbanidad, una veintena de señaléticas de tránsito en menos de 200 metros. Y sí, realmente son tantas. Y al final, vendieron la parcela, hicieron un condominio, y los restos del perro que nunca me perdonó están en el patio de un anónimo. Y más allá del condominio, se dan los cimientos para lo que será un supermercado.

Quizá la ciudad no sea tan apática como lo representa Zim y Gir pero, definitivamente tiene más cemento y ladrillos del que mi paranoico ser agradaría, y algo en lo que estoy de acuerdo totalmente con Vasquez, el creador de Invader Zim: su representación del transporte público. Atendidos por una tipa que notoriamente necesita un buen descanso de su jornada, Zim se sienta esperando a que el condenado bus parta. A su alrededor, un payaso malhumorado, una señora con mocos, un bebé que lo mira feo, en general...gente cuya sola prescencia causaría un suicidio en masa en un hospital siquiátrico. Al final se terminan bajando antes que el bus parta, presa de la repulsión que siente Zim hacia nuestra especie. Lamentablemente, los que tenemos que quedarnos dentro porque tenemos que ir de A hacia B, vemos desde madres malhumoradas, gente con su reggaeton a todo volumen, y un conductor con un nivel de felicidad de muy cuestionable nivel. Y mientras zigzaguea por poblaciones, pavimentos con agujeros y árboles sin hojas por ser invierno, éstos son la única voz natural entre tanta distorsión eléctrica. La diferencia es, en My Bloody Valentine la combinación es magistral, desde la ventana de una micro...algo deprimente, especialmente ahora que no hay hojas. Pero hay aún una vida no automata, alguien que canta a su ritmo por mucho que la música de fondo vaya a su propio compás.

Como dijo Horo-Horo en algún momento, incluso en el lugar más pavimentado, urbanizado y humanizado, una pequeña planta va a encontrar donde vivir. Igual que Bloody Valentine, notable banda por cierto. Dense el tiempo de oír Loveless alguna vez, no entenderán nada a menos que tengan las letra a mano pero, ¿no es mejor así?




Saludos a Kororo y al Profesor Membrana.

5 comentarios:

  1. como siempre... divertido, irónico pero cierto... le sacaste la foto a la pequeña ciudad... y ¡sí que es fea la plaza!

    ahi va mi comentario, firmado por con quien hablas por msn. ;) Adios... y saludos al señor Lavín.

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  2. "Como sea, en un capítulo de la serie, Zim actualiza el sistema de guía de Gir y para probarlo en terreno se deciden perder en la ciudad. Cuento corto: Gir dejó el sistema en casa porque no cabía su muffin, y los dos se pierden."

    JAAJAJA ese era mi capítulo favorito xP

    Gir era tan estúpidamente adorable :3

    Yendo al tema de fondo: La idea que das es una de tantas razones por las que al final he terminado agradeciendo vivir en un pueblo chico (aun cuando es horrible, inmundo, contaminado y sin pasto alguno) en vez de... Santiago o algún otro lado. Me da pena ver ese tipo de transformaciones

    Fea la plaza ql

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  3. Como ya te debo haber comentado (porque tengo un leve recuerdo de haberlo hecho), nunca he vivido más deeeee... cuatro años en el mismo lugar, así que nunca he podido percibir de la misma manera que tú las mutaciones demenciales y las toneladas de cemento agregadas progresivamente.
    Lo que sí, al lao del edificio están construyendo otro, uno de QUINCE pisos (y van como en el... seis o siete?, no sé y me da lata ir a ver por la ventana pa contarlos), pero estoy CHATA con el ruido, y ahora veré torpemente la calle desde la ventana de la pieza del computador.

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  4. Las grandes ciudades apestan, creanme... Como ex-santiaguino lo se... Pero no miento cuando digo que nunca me he lamentado por haber vivido ahi y creo queme ha hecho bien, me ha hecho la persona que soy... Algo enferma, pero que lo reconoce. Yo ya deje de sertir pena por las transformaciones como lo dijo Miki...

    Como dijo Pat Bateman de American Psycho:
    "And though I can hide my cold gaze, and you can shake my hand and feel flesh gripping yours and maybe you can even sense our lifestyles are probably comparable... I simply am not there. "

    Oh... Y nunca me consegui ese disco... Hdp.

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  5. LA ESCULTORA DEL ALBOL DE LA PLAZA DE QUILLOTA SE LLAMA LIDIA PEZOA QUE VI TALLAR POR MUCHAS HORAS
    ESTA OBRA

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