jueves, 13 de octubre de 2022

Saquemos los autos de Santiago. Parte II


Hace bocha de tiempo hice un post llamado "Saquemos los autos de Santiago" en este blog que nadie lee donde cité un par de puntos de por qué los autos destruyen ciudades, y plantié la tesis que es el título de ambas entradas. El post es largo (y un par de partes me quedaron enredadas, perdón), pero en resumen es que al hacer más calle para meter más autos, estás sacando a la gente de dichas calles. Y al sacar a la gente, también terminas devaluando (y luego sacando) lo que había al lado de esas veredas: casas, comercio, servicios, etc. Y sigues metiendo más calle y sigues metiendo menos ciudad. A eso súmale todas las problemáticas ambientales, atmosféricas, sonoras, lumínicas, de status, económicas, viales, etcétera, de los autos y tan tan.

Terminé en un cliffhanger donde dije que venía la parte 2 donde diría qué podemos hacer, y es menester terminar dicho cliffhanger. Así que acá hay un par de cosas (de diverso nivel de realismo mágico) sobre las propuestas que yo, un simple mortal que no tiene poder de decisión (salvo votar por alcaldes cada cuatro años), no hizo un estudio acabado de la geografía santiaguina, y que sólo tiene a mano estadísticas googleables y un par de gente más seca que yo en YouTube, propone para hacer de Santiago una ciudad más vivible.

Vamos por partes, como Camiroaga.

[Disclaimer: Daily Commute o Commute es concepto en inglés para decir "viajes diarios (usualmente a tu casa, escuela o la pega)", onda "I am commuting by bike" sería "Estoy yendo a mi pega/clase en bici". No existe una palabra para commute en español (porque no es viaje como tal. Un viaje es más genérico, mientras el commute hace directa relación a ese viaje recurrente que haces de A hacia B todos los días), y me da paja decir "viaje diario a la pega o escuela" todo el tiempo, así que diré commute]. 

♫ Todo es mental ♫

"Todo cambio parte por uno mismo" es una weá tan pilarsordiana que es casi ofensivo plantearlo como solución real. Pero pucha: en parte sí lo es. Al día se hacen unos 9,000,000 viajes en transporte privado en Santiago. De esos, 500,000 duraron menos de un kilómetro. Camínalos.

De los 8,500,000 restantes hay 4,000,000 que duraron menos de 5 km. Aquí entra el usar una bici, el seguir moviendo las patitas y demorarse un poco más, tomar una micro, qué sé yo. Según Google Maps, entre Baquedano y La Moneda hay 2.2 km, que se recorren en:

  • 26 minutos caminando.
  • 12 minutos en micro.
  • 09 minutos en auto.
  • 09 minutos en metro.
  • 07 minutos en bicicleta.

Estas opciones no las digo sólo para presumir las ventajas de estar en el centro donde hay harta conectividad, y refregarle en la cara a mis amigos periféricos que ellos no pueden optar a esto. Bueno, en parte sí. Pero también creo que 2.2 km es una distancia a la que nosotros nos enfrentamos habitualmente, y el entender que se puede hacer sin un motor particular es un cambio mental y cultural.

Parafraseando la historia de un cabro en Reddit, tenían una comida familiar un domingo y un pariente se vino en auto desde una distancia no muy distinta a la Baquedano-La Moneda. El taco lo agarró y después le costó encontrar estacionamiento. Sí es cierto que pariente tuvo aire acondicionado y su playlist todo el trayecto, y eso es más cómodo que caminar con 30° sin sombra. Pero la ineficiencia de haber metido una caja metálica de 2 toneladas en calles congestionadas por una distancia abordable a pie también es un factor a considerar.

Me alejo un poco de la planificación urbana y me meto en la psicología, porque también es cierto que caminar y cletear nos hace bien a la salud mental. En el estudio del link, caminar y tomar la micro por 25 minutos dan los resultados más agradables, aquí somos felices en nuestro commute. Y me parece razonable: ¿tomar la micro 9 minutos para cruzar de La Moneda a Baquedano? Tranquilo. ¿Tomar la 216 que va desde La Pintana a Manquehue durante (afírmate) al menos 65 minutos? Mis respetos a las y los trabajadores de La Pintana que se maman ese commute todos los días.

Al revisar los autos, un commute de menos de 30 minutos haciéndolo solo también es agradable según el estudio, mientras que más de media hora el commutar es progresivamente más miserable para el conductor, especialmente si hay tráfico (una condición base en Santiago). Commutar con alguien (1313) siempre resulta placentero. Y concuerdo: reírse de la miserabilidad compartida que es estar en un taco a la salida de la autopista se pasa bien porque te estás riendo con alguien.

København, la capital danesa que no me acuerdo como se escribe en español porque I'm such a diva, tiene una tasa de daily commute entre el 50 y 60% de viajes hechos en bicicleta en pre-pandemia. No es esa LA razón por la que Dinamarca es de los países más felices del mundo, pero no me vas a negar que contribuye.

"Ay pero eso es casuística" dirás tú. No. El 50% de los viajes hechos en Santiago son menos de 5 km. No es descabellado pensar que un cuarto de los commutes automovilísticos en la capital pudieron haber sido caminados o cleteados, y el otro cuarto micrado o metrado. Ahí al tiro se te fue la mitad. No voy a hablar de la gente de La Pintana que commuta a Manquehue, ni los de Maipú que van a Tobalaba. A ese 50% de menos de 5 km sí les echo la culpa, porque haber tomado una alternativa significaba un 50% menos de autos en las calles (y alivianar la carga del otro 50%), lo cual es excelente paso para mi segundo punto.

El auto eléctrico salva a la automotora, no al planeta


El Ioniq sí es más ambientalmente amigable que un Spark o un Elantra all things being equal, sí. Pero las cajas metálicas de 2 toneladas son, por definición, ineficientes a la hora de mover personas, y por tanto pésimas para un commute que es lo más probable que lo uses en tu día a día. En USA, el promedio de personas por auto son 1.5; ni siquiera alcanzan a ser el conductor + un pasajero en los 1,100,000,000 commutes diarios que toman los gringos. Y de esos, el 69% (nice) fue hecho en zonas urbanas donde muy posiblemente hallemos el dilema de mi punto anterior. Metiéndole dedos a la calculadora, al día se mueven 1,139 millones de personas en zonas urbanas en gringolandia. Y ahí la imagen de arribita cobra sentido, ¿o crees que esa cantidad de commutes no se pudieron haber hecho más eficientemente en otro medio de transporte?

Se está presionando harto por la electromovilidad y sí está bien desde un punto de vista de GEI (Gases de Efecto Invernadero), cambio de matriz eléctrica y otros beneficios que tenemos que hacer. Pero estás sólo solucionando un problema de emisión de gases, no un problema de calles colapsadas, de contaminación acústica, de ciudades desoladas para sus residentes y de paupérrima planificación urbana. 60 personas en 45 autos son un pésimo uso de espacio, sean estos Ioniq, tu city car bencinero más eficiente, o un auto que funciona con magia y no requiera combustible.

Rediseñar las esquinas

Esto es entre psicológico e ingenieril y lo hallo bien importante también. Cuando tú, peatón, llegas a una esquina, es probable que debas bajar por la cuneta a la calle, cruzar dicha calle, subirte a la cuneta contraria y seguir tu camino. El mensaje es simple: yo peatón no soy bienvenido en este terreno donde deben transitar vehículos, y posiblemente haya señalética (paso de cebra, semáforo) para indicarme cuándo y por dónde tengo permiso.

Luego tienes ejemplos como Padre Mariano esq. Andrés Bello en Providencia (que me dio flojera ir y sacarle foto, así que ahí Google Street View). Aquí la esquina subió a la altura de la vereda y eso te invierte de inmediato los roles: es ahora la caja de acero de dos toneladas la que se debe elevar a la altura de los seres civilizados (y es un lomo de toro gratis así que tienes que frenar), y desde esta posición incómoda verificar si puede tomar la avenida principal. ¿Podemos ir más allá? Siempre se puede ir más allá. Que lleguen los neerlandeses:


¿Por qué en la Ruta 5 tú puedes rajar a 150 km/hr? Porque:

  1. Tu carril es lo suficientemente ancho para manejar al lado de otro auto a 150 km/hr y que ambos tengan espacio entre sí para maniobrar.
  2. Las curvas son lo suficientemente suaves para tomarlas a esas velocidades.
  3. Hay muy pocas salidas y entradas, por lo que es improbable que algo se te cruce.
  4. Y si lo hace, tienes a ambos lados amplia visibilidad para ver cualquier cosa anómala.
  5. Eres un imbécil y no te importa la irresponsabilidad de estar manejando por sobre el límite permitido.

Si progresivamente quitamos los primeros cuatro puntos, el último desaparece solo. Porque si bien hay un grado de imbecilidad en ir sobre el límite de velocidad, también es porque la infraestructura te lo permite. Métele semáforos, gente saliendo de su estacionamiento, niños cruzando, bicicletas, árboles que obstruyen la visión lateral, vans vaciando sus cargas (...ya saben, una calle) y por psicología el conductor bajará la velocidad.

La genialidad neerlandesa le puso obstáculos premeditadamente a la calle para hacerla más incómoda y bajar aún más la velocidad en las esquinas. O sea, no son obstáculos, es infraestructura pensada para el peatón y como (muy deseable) efecto secundario obstaculiza al conductor. A ver, me enredé. 

En Chile es normal que una esquina culmine en una cuneta con línea amarilla donde no se puede estacionar para que el auto tenga visión. Este es "espacio gratis" para el conductor porque él se puede poner ahí sin problema a ver cuándo puede hacer un viraje seguro, incluso bloqueándonos el paso de cebra u otra complicación para los peatones. Países Bajos solucionó eso cubriendo la línea amarilla con una extensión de la vereda. Así, los peatones estamos en la vereda hasta el último momento, y el auto que se nos viene perpendicular no sabe qué tiene hasta que llega a la esquina. ¿Resultado? El peatón está con más confianza de cruzar y el auto debe frenar porque no sabe qué hay más allá.

En el caso de calles grandes en doble sentido, Países Bajos pone un bandejón ancho para que el peatón pueda parar a mitad de camino. Las vías exclusivas de Transantiago en Santa Rosa y Grecia se aproximan, pero podríamos hacerlas un poco más anchas para que bicicletas y coches quepan con más comodidad. La Alameda donde el bandejón es tan ancho que hasta carpas caben es llevarlo al extremo, pero sigue en el mismo principio: meter más infraestructura en la calle para hacernos la vida más fácil (y segura) a peatones y ciclistas inevitablemente le quitará espacio a los autos y les hará reducir la velocidad, que es lo que queremos.

¿Y por qué queremos que el auto vaya más lento? ¿Sólo para que no nos mate la potencial colisión? También. Queremos que vaya lento para que el viaje en auto sea indeseable. Recorrer a 150 km/hr entre Baquedano y La Moneda te demoras menos de 1 minuto. A medida que se hace progresivamente más lento y más indeseable, verás alternativas. Y cuando llegas a los 5-10 minutos, bicicleta y transporte público se hace más viable que el auto en ese tramo. Y así para cualquier viaje: ir en auto es cómodo, y hay que hacer tanto las alternativas más agradables como el ir en auto más desagradable. 

Toco madera al escribir que yo tengo mis dos patitas super funcionales, y puedo cruzar la esquina de Baquedano hacia Pío Nono sin mayor inconveniente. Pero, ¿y si no? El diseño neerlandés es super amigable con personas de movilidad reducida: nunca bajan a la calle (ésta sube hacia ellos), tienen semáforos con luces verdes super generosas para ir desde la cuneta al bandejón central, sólo se fijan en una dirección de autos a la vez y, al llegar al bandejón central, vuelven con seguridad a la calle (sin bajar a ella) para llegar a la cuneta siguiente y continuar su camino. 

Acá tenemos cunetas que bajan más empinado (al punto que a veces necesitas vuelito para subirlas en bicicleta, me imagino en silla de ruedas), semáforos más cortos, bandejones más angostos, y velocidades de tráfico más altas.

Bicicletas

"Quizás en un futuro las autoridades se den cuenta de los beneficios del uso masivo de la bicicleta para vivir en ciudades más saludables" - Juan Carlos de Bodoque y Vodoque, 4 de septiembre de 2005.


Sí creo que Santiago ha mejorado su cultura ciclista en los diecisiete años desde que salió esta Nota Verde. Pero aún falta harto, Sagrado Conejo Rojo.

Recuperar el tercer espacio

Esto da para largo, así que resumiéndolo: el humano como ser social y esas cosas filosóficas se desarrolla en tres espacios: El primer espacio es la residencia. El segundo es el de actividad diurna (escuela, trabajo, etc.). Y el tercero espacio son los alrededores y lugares donde el sujeto desarrolla sus actividades sociales, interactúa con otras personas de intereses afines, comparte con amistades, etc. Ejemplos de tercer espacios son los cafés literarios, bares, salas de conciertos, cafés no literarios, iglesias, talleres de zumba, etcétera. Aquí el sujeto no vive (primer espacio) ni para la olla (segundo espacio). ...o quizás sí vive. Ah, ¿vieron? Les dije que era filosófico.

Antes de la invasión capitalista yankee imperialista de las cajas de acero de dos toneladas en nuestras calles y avenidas, la calle era un tercer espacio. Desde las polis helénicas donde los weones hablaban en la vía pública, el medievo con los juglares y los cahuines que se contaban en la plaza del pueblo (o cuando guillotineaban a alguien), o el siglo XXI donde para algunos el carrito de sopaipillas es también el espacio de conversar y distenderse, la gente se reúne en la calle, en plazoletas y en otros lados porque para eso están. Por eso se llama espacio público. Y choca con el (ab)uso que las calles llenas de autos sufren hoy.

Times Square en New York era una intersección apestosa y llena de prostíbulos hasta que la transformaron en lo que eventualmente se convirtió la actual: un espacio que privilegia peatones, entretenimiento familiar y un lugar donde se reúne gente. Amsterdam ha estado 50 años correteando autos y estacionamientos, retransformándolos en plazas y centros de reunión. Y Santiago con la popular Ciclo Recreo Vía bloquea tránsito motorizado para darle espacio a peatones y ciclistas.


Es un cierre temporal, pero destacable igual. ¿Y si no fuera temporal? ¿Y si cerramos las calles? ¿Y si cerramos la Alameda?

City Beautiful hizo un video sobre las calles que fueron permanentemente cerradas para autos, en particular "Market Street" de su oriundo San Francisco. La idea nació con limitar autos durante un período de prueba, luego en cierto horario, y luego le dieron con todo a inicios del 2021. También cita otros ejemplos alrededor del globo donde hay distintas magnitudes de limitar autos: hay algunas ciudades que banearon todo y pusieron un tranvía encima, otras que sólo aceptan autos entre las 22.00 y las 06.00, y Market Street que hoy tiene tranvías habilitados, y sueña ser una vía para buses y construir una ciclovía al lado (porque igual miedo andar en bici con micros rajando al lado tuyo). Y acá lo importante: las calles aledañas no colapsaron. El aumento vehicular es despreciable, lo que sí aumentó es la presencia peatonal en la calle, y con eso se revitaliza el comercio local al punto que calles en decadencia por la explosión suburbana lograron sobrevivir mientras sus paralelas murieron (City Beautiful menciona a State Street en Madison, Wisconsin).

Ya, ¿pero en Chile? ¿Cerramos o no cerramos la Alameda?


Para la construcción de la L3 se cerró temporalmente la calle Bandera, y después de un "oye ¿y si...?" a la Municipalidad de Santiago, se decidió cerrar de forma permanente. De los 500 peatones/hora los domingos, el número se triplicó después del cierre vehicular. En promedio, antes se demoraban 90 segundos en caminar una cuadra, y hoy se están demorando 120. Se estima que esto es porque la caminata se puede hacer más tranquila, hay espacios para sacarse selfies y qué sé yo. Y reconozcámoslo: es bastante más agradable caminar por este espacio donde hay más silencio, si ves algo al otro lado puedes cruzar sin peligro, puedes fumarte un pucho en mitad de calle, puedes tomar sol en las esculturas feas que hay ahí y demás. Y a nivel comercial, hay locales que han aumentado hasta un 20% sus ventas.

La Muni no ha estudiado si ha aumentado el tráfico en calles paralelas, pero viendo los casos gringos me atrevo a predecir que no.

No sé qué pasaría si un día a Irací Hassler (<3) o Claudio Orrego les da la weá y deciden cerrar la Alameda para autos privados. Cada tanto se ven diseños de propuestas de mejora a la Alameda: cambiarle el pavimento por adoquines, subir la calle a nivel vereda para priorizar peatones y demás. Pero el modelo no se toca. Creo que los gringos en San Francisco, y nosotros en Bandera y las arterias cerradas en la Ciclo Recreo Vía sí nos dan indicios de qué pasaría si tocamos el modelo. Si sacamos los autos de Santiago.

Como diría Pilar Sordo, todo cambio parte por uno mismo, y viendo a Bodoque hablar del estado de las ciclovías en 2005 y lo que llevamos hasta hoy sí veo que han habido buenos avances. Pero que nos falta caleta, nos falta caleta. Y que hemos retrocedido en varias cosas este milenio, también.


...y pues sí. Si tuvieses una infraestructura vial decente (ni siquiera buena, con decente a muchos les basta), tu daily commute podría ser más corto, más tranquilo, te bajan los niveles de cortisol y estrés, haces ejercicio y te ahorras la membrecía del gym, y no gastas bencina por tener sólo el motor prendido. Y si no es tu caso, el otro 50% de vehículos que no están en las calles sí harían tu commute menos propenso a atraparse en el taco.

Si priorizásemos alternativas de transporte en lugar de ensanchar la calle para un carril más, si pusiéramos trenes en lugar de autopistas, quizás en bici ya hubieras llegado.

Saludos a Dave Amos de City Beautiful, el que inició mi ñoña afición con la planificación urbana.

Ver más 

(iba a poner leer más pero igual creo que es más cómodo ver videos):

Jay Foreman - Why isn't cycling normal in London?

City Beautiful - E-Bikes could change cities forever

Adam Something - Self-driving cars will only make traffic worse

31 Minutos - Peatones

Donoteat01 - Urban Freeways

Not Just Bikes - Crossing the street shouldn't be deadly (but it is)

martes, 27 de septiembre de 2022

Despiértame cuando termine septiembre

Es raro poner en palabras todo eso que pasó el día del plebiscito y todos los días posteriores, pero sí creo que la frase que tengo en el título de esta entrada pululó mi mente esos días. Temazo en todo caso. Pensé en hacer su tradicional paya dieciochera para quejarme, pensé no hacer nada, pensé en simplemente quedarme con las palabras de varios amigos que vociferaron su sentir en las redes insociales.

Pero ñeh. Hace seis meses que no escribo nada acá y uta, mínimo que haga un post al semestre, así que aquí vamos.


Sí hubo una campaña de desinformación tremendas de parte del comando del Rechazo, sí creo que hubo gente que se tragó fake news por weones, y sí creo que hubo gente que por motivos honestos (que podré juzgar la validez de algunos de esos motivos) rechazó la propuesta de nueva Constitución. Pero también vi que, salvo mi lugar laboral porque duh, mi círculo social/de amigos/familiar es bastante Apruebo. Y a ustedes me los imagino de lectores de esto, así que también a ustedes les escribo.

Sí. Fueron días como el forro. Leer las frustraciones y las desolaciones de varios, de quienes han estado luchando por hartos más años que yo, de quienes [valga el dramatismo] me heredaron la lucha social para que mi generación la retome, y que todo se fue en picada en un día. Pero después eso se hizo una rabia contra el mundo que la encontré tan hedionda como la campaña de desinformación: frases como "ya, no esperen nada más de mí. No me sumo a ninguna campaña más!". Arrendadores y dueños de propiedades que """por amabilidad""" congelaron precios durante la pandemia y ahora alardearon que cobrarían en UF y subirían precios acorde. Gente que después de tratar a 3/4 del país como analfabetos imbéciles, decían que se querían ir de Chile y dejar a este agujero pudrirse solo. Incluso compañeros de carrera [esa carrera que se supone apunta a ayudar el medio ambiente] decían que ya no iban a hacer nada, que ellos intentaron luchar por el país, pero en Petorca y Quintero les dieron una puñalada por la espalda y que se las arreglen ellos solos.

(...siempre se las han arreglado solos, pero esa es otra historia)

Esas fueron las cosas que leí también, y esas fueron las que me preocuparon. Pensé genuinamente que éramos más que eso. Sin caer en moralinas weonas, sí pensé que teníamos una escala de valores donde veíamos a las personas como personas, y no como objetos utilitarios donde necesitábamos sus votos y listo. No pensé que amigos que estudiaron en la misma La Pintana que yo, que vieron las mismas carencias en sus vecinos que yo, que vieron el mismo olvido y abandono, la misma garra y energía para autogestionar soluciones porque nadie más lo hacía por ellos, y el mismo utilitarismo de parte de políticos foráneos que yo, iban a decirle "chao rotos culiaos, arréglenselas solos. Yo me voy pa' Alemania" a esas mismas personas en la misma La Pintana que yo vi.

Así que hice lo que siempre hago cuando estoy con la weá o desorientado en el universo: escuchar música. Y no tuve que buscar mucho para hallar comfort: Shane, Rufus y Dave me devolvieron la vida que el plebiscito me quitó.


Como más les vale que sepan, Taylor Hawkins (baterista de Foo Fighters) falleció hace unos meses, y hace un mes Virginia Grohl (mamá de Dave Grohl) también nos dejó. Y el 3 de septiembre, ahí estaban Pat Smear y el mismísimo Dave Grohl dando el concierto de sus vidas, con todo el luto que cargan, con todas las ganas de mandarlo todo a la mierda que (con mucho derecho) deben sentir. Ahí estaba Rufus Taylor (hijo de Roger Taylor. Sí, ESE Roger Taylor), con un look que no puede ser otra cosa que un cosplay de Taylor Hawkins, destruyendo la batería de modos que sé que su papá en el backstage estaba chocho mirando. Ahí estaba Shane Hawkins, dando la vida en memoria de su papá frente a un Wembley lleno.

"Ah pero wn son músicos" dirán ustedes, que esto no es comparable con perder el plebiscito. Pero es gente que en un par de meses perdió gente importantísima para sus vidas, gente que sufrió un vuelco brutal después de dos años que la humanidad tuvo un vuelco brutal. Y ahí estaba Shane dándolo todo en "My Hero", Rufus en "Best of You", y Dave en "Times Like These". Inspiraron a que intentase hacer lo mismo.

Días después me puse a ver Star Wars: Rogue One, y la historia de un par de insurrectos que se enfrentan a un mal tan grande que amenaza con destruir mundos, que lo único que les mueve es la esperanza de que están haciendo lo correcto y que, aunque nadie se entere de lo que hicieron, esto era lo que había que hacer. Sí, esa misma historia, igual me dio un pelito de esperanza en un mes que la ultraderecha se posicionó no como una manga de nazis que nadie pesca ni en bajada (a pesar que concentren el poder mediático y económico del país), sino como una fuerza política que tiene peso en las altas esferas y decisiones que se toman a nivel nacional (y que aún concentran el poder mediático y económico del país). Y ahí me acordé de Diego Luna (actor que hace a Cassian Andor) que hace unos meses habló español en la conferencia Star Wars Celebration que reúne a los nombres más grandes de la nerdósfera starwarsiana. Ahí entre directores y actores famosos, ahí entre la alfombra roja y Baby Yoda, nuestro idioma se escuchó en esos mismos escenarios. Porque igual la representación importa.


Y me empecé a acordar de las muchas series y videojuegos que han cruzado por mi retina y que tocan el tema de mantener la esperanza aún cuando el mundo se fue a la puta misma. Legend of Zelda que es invadido por un mal tan grande que para evitar la conquista del mundo las diosas deciden inundar Hyrule, y en el océano que queda de resultado igual hay un par de cabros chicos que quieren escribir su propio futuro y pedalear un día más por un mañana. Shaman King donde (entre otros personajes) hay un tipo que lo único que quiere es que los humanos vivan en armonía con la naturaleza; sabe que hay gente que no está ni ahí o que derechamente le odia, pero igual él está ahí luchando por su sueño. Pokémon donde hay tres chiflados que todo les ha salido mal los últimos (acabo de revisar) 25 años, y aún así siguen tirando para arriba porque mientras los tres se tengan el uno al otro van a poder seguir adelante.

Y me acordé de mi propia elección profesional, que es una colección de malas noticias y de weones que se creen dueños del mundo, mientras hay un grupo a veces minúsculo, a veces suicidado por grandes conglomerados, que está allá afuera (o ahí dentro en el mundo online) dando una pelea que es más grande que cualquier cifra que Soros, Gates o Musk puedan sacar. Imagina encontrarte con Homero, George o Stephen y decirles que te echaste a morir y que pico, que la gente de Petorca se las arregle por sí misma, que tú te hiciste a un lado.

Estos ejemplos son ficción o romantizaciones de situaciones que no reflejan la realidad. Sí sé. ¿Y? Parafraseo al Kyle de South Park: Sí, Luke Skywalker y el Viejo Pascuero no son reales. Pero han afectado a millones de maneras que muchas personas reales no han podido. Gracias a esos dos hay personas en el mundo que han cambiado su manera de actuar, para bien. ¿Y eso no es real? ¿La importancia que ellos tienen para tanta gente no es real?

No sé. Me gustaría darle una vuelta redonda a este post y decir que en verdad hay cosas que hacer post-plebiscito aunque haya ganado el Rechazo, hayan ganado mentiras fachas, haya ganado una fascista en Italia y la opción "empanada de pino sin pasas" siga ganando adeptos. Pero no la tengo. Tú, estimado lector, quizás sabes (...o sientes) que aún hay cosas que hacer post- todo lo que dije recién. O quizás sí te hiciste a un lado producto de la desolación del 4 de septiembre. Yo entre Foo Fighters, Star Wars, Shaman King y Zelda, decidí que no.

Este fue un septiembre que varios queremos olvidar y despertar cuando acabe.

Hace muchos septiembres atrás, Billie Joe Armstrong tuvo un septiembre tan de mierda que sólo pudo abrazar a su mamá y decirle la frase que hoy pongo en el título de esta entrada. Y años después hizo de esa frase una canción.

...despiértame cuando termine septiembre, que la depresión post-plebiscito termine, y que sigamos intentando poner un minúsculo grano de arena para que esto no se vaya al carajo.


Saludos a Diego Luna.

jueves, 10 de marzo de 2022

Vida y obra de Squirtle, el Pokémon presidencial

 

Es oficial: estamos viviendo en la línea temporal más extraña. Imagino que ya sabes (y si no, te enteras ahora) que hoy 10 de marzo de 2022 Kiyoshi Odawara, el Ministro de Relaciones Exteriores de Japón, le entregó a Gabriel Boric una pokébola que contenía un peluche de Squirtle. Así que para los desconectados, pensé escribir un pequeño algo respecto a esta tortuga y su relevancia dentro de la saga.

Había una vez un proyecto de fin de semana siendo desarrollado por unos amigos japoneses. La idea era que una persona saliese al mundo a atrapar unos monstruos fantásticos y con ellos vivir una aventura. El proceso lentamente se fue transformando en Pocket Monsters (o Pokémon en occidente), que salió al mundo en febrero de 1996. Al comenzar tu juego, tú eliges uno de tres monstruos iniciales para que te acompañen en tu aventura. Uno de esos era una simpática tortuga azul llamada Zenigame (ゼニガメ), que cuando Pokémon fue exportado a occidente en 1998, se tradujo su nombre a Squirtle.

Pokémon tuvo un éxito bien humilde y modesto. Sólo se convirtió en la franquicia más rentable del planeta (más que Marvel, Barbie y Star Wars combinados), valiendo más de 110,000,000,000 USD en 2022, siendo portada de la revista TIME, bautizando enzimas y animales en honor a ellos, el mismísimo Papa Juan Pablo II se refirió a los valores positivos de la serie (foh real), y podría estar todo el día mencionando récords. Volvamos a la tortuguita.

Al ser Squirtle una de las tres opciones iniciales hace muy fácil que muchos se encariñen con él. Onda, hay un 33% que todas las 47,500,000 personas (...dioh mío) que compraron el primer videojuego hayan comenzado con él. Y a eso súmale los hermanos pequeños que jugaron después, y los que jugaron el remake, y los que jugamos las descargas piratas informales, y los que empezaron Pokémon GO, y...ya, entiendes. 

Como buen Pokémon de agua, él goza de todos los beneficios de este tipo: acceso a varios ataques de decente poder, el movimiento Surf que le permite al jugador cruzar el océano, ataques tipo Hielo para cubrir potenciales debilidades, etcétera. Al igual que muchos Pokémon, Squirtle es capaz de evolucionar al alcanzar cierto nivel de entrenamiento, y su evolución final es una tortuga con dos cañones en la espalda capaces de disparar agua a tal presión que ésta es capaz de cortar acero. Esto último no tiene ninguna implicancia en el juego, pero me parece buen dato freak.

Junto a estas bonanzas, Squirtle tiene acceso al movimiento Danza Lluvia, capaz de hacer llover por cinco turnos y pucha que nos haría bien eso en Chile. Además de detener sequías, esto duplica el poder de los ataque agua de Squirtle, y le permite ser la mejor opción dentro de los tres iniciales [y esto no lo digo yo. Lo dice la ciencia]

Como les mencioné antes, Pokémon tuvo un humilde éxito desde su concepción en 1996, y Squirtle como monstruo inicial le ha dado un lugar privilegiado en el variado catálogo de especies. Estoy hasta mañana mencionando spin-offs de Pokémon donde Squirtle ha salido, pero creo que uno de los puntos que catapultó a Squirtle a la fama internacional fue su rol en la serie animada.

La historia versa así. Un grupo de Squirtle fue abandonado por sus entrenadores Pokémon, y sin rumbo ni destino comienzan a graffitear paredes, robar comida y a hacer travesuras por la ciudad. Se hacen llamar Escuadrón Squirtle. Se encuentran con Ash, Pikachu y el resto de la pandilla. Y después de una serie de desventuras, el líder (el que sale con los lentes angulados en la foto) se da cuenta que no todos los humanos son malos y que Ash es de confiar, así que decide sumarse a su equipo. No sólo eso, los Squirtle reflexionan que pueden dejar de ser unos giles y en su lugar usar sus poderes para el bien, así que la ciudad los condecora como bomberos honorarios y se dedican a apagar incendios.

Cacha po. Hacen llover y más encima apagan incendios. ¿Qué mejor?

En muchos sentidos, Squirtle era el payaso del grupo. Siempre leal a Ash y un defensor de la justicia, pero tampoco temía hacer bromas o tener un comportamiento incluso cínico. Esto se contrastaba con Pikachu que era más "héroe", Charmander que era más quitado de bulla (...hasta que evolucionó), o Bulbasaur que era el serio del equipo.

Entre los logros del Squirtle de Ash se mencionan haber empatado en la primera prueba del primer gimnasio de la Liga Naranja y ganado la segunda, ganarle a Starmie y ganar el tercer gimnasio de esa Liga, ayudar a salvar a Ash de morir de hipotermia al perderse en la nieve, ganar el Grand Prix de Fuego y Rescate, ganar las preliminares de la Conferencia Plateada, salvar a un grupo de Pokémon de dormir eternamente por culpa de Jigglypuff, salvar a Ash, Misty y Brock de una tempestad creada por Mewtwo, ayudar a salvar el mundo junto a Lugia, apagar decenas de incendios y salvar gente atrapada en éstos, y haber derrotado al Equipo Rocket muchas muchas veces.

En el marco del remake de los primeros juegos, Nintendo hizo esta imagen de Squirtle, y la todo poderosa internet no fue indiferente a la pose de nuestra tortuga favorita. Latinoamerica rápidamente convirtió esta imagen (y por defecto, a Squirtle) en el meme "Vamo a calmarno" que llama justamente a calmarse, actitud relajada y despreocupada que el Squirtle de Ash nos dio durante tantos años. No voy a citar todos los ejemplos en que esa imagen fue usada, pero sí mencionar que esto ayudó a Squirtle a catapultar su ya alta popularidad. Y en 2018, el demasiado popular juego Pokémon GO decidió honrar a nuestra tortuga favorita, haciendo un evento donde podías obtener un Squirtle con los lentes de sol que el Squirtle de Ash hizo famosos a fines de los 90s.

Ha sido un largo camino recorrido por los monstruos de bolsillo, y un largo camino para Squirtle. Un camino que ha estado lleno de éxitos, memes, roles en películas y rostro de decenas de merchandising. Y hoy llegó a La Moneda, a horas que asuma nuestro nuevo presidente electo.

Zenigame, Squirtle, esta es tu era.

martes, 8 de marzo de 2022

Devuélvanle el Nobel a Rosalind Franklin

Había una vez en 1926, una niña londinense llamada Rosalind Elsie Franklin que a sus seis inviernos entró a la escuela como cualquiera de nosotros. Pero a diferencia de nosotros que chupábamos lápices, Rosalind pasaba su tiempo haciendo ejercicios matemáticos por diversión…y los hacía bien todos. Y un rato después estaba sacando máximas calificaciones en ciencias naturales, alemán y francés. Cuenta su familia que Rosalind amaba discutir; no en el sentido conflictivo, sino que le gustaba que la lógica y la ciencia dictasen argumentos, no creencias o “porque sí”.

El punto que intento hacer es que Rosalind era inteligente. Mucho.

Tengo seis distinciones y me gané una beca para la universidad” niveles de inteligencia. Beca que declinó porque su papá le sugirió dársela a un estudiante refugiado. Aún así entró a la U en 1938, donde siguió yéndole increíble, y entre sus juntas estaba una exestudiante de Marie Skłodowska Curie (mish) y un futuro premio Nobel de Química como profe a cargo del laboratorio donde Franklin iba a trabajar (doble mish). Durante The Incidente Rosalind encontró trabajo investigando el carbón, y junto a científicos que arrancaron de la Alemania nazi, investigó la porosidad del carbón y cosas ñoñas moleculares que no vienen al caso. Lo que sí importa es que estos estudios fueron la base para el PhD de Rosalind, que lo obtuvo en 1945.

En otoño del ’46, Franklin comenzó a trabajar en cristalografía en París (¿se acuerdan que mencioné que sabía francés? Ahora pagó), área que ella no dominaba mucho pero ya en 1951 estaba escribiendo papers respecto al grafito, carbono y demás.

La cristalografía [la ciencia que estudia cristales] que se hacía en París era bien vanguardista, ellos usaban rayos X para ver comportamientos que normalmente no se podrían apreciar. No soy cristalógrafo, pero si es que entendí bien la cristalografía “tradicional” sólo permite comprender cristales unitarios. La gracia de los rayos X es que éstos se difractan con los electrones de los cristales, creando imágenes que te permiten interpretar mejor qué está pasando en el objeto de estudio. La cristalografía de rayos X empezó a ganar tracción desde los 1940s, cuando el avance tecnológico ya te permitía ver e interpretar moléculas orgánicas, y algunos de los científicos (énfasis en la O , more on that later) trabajando en este método llegarían a tener sus propios Nobeles en los años venideros. Volvamos a la ahora Dra. Rosalind Franklin.

Enero 1951, ella volvió a Inglaterra a trabajar en el King’s College de Londres, específicamente en técnicas de difracción de rayos X. Allí ocurrieron dos cosas cruciales para la historia de las ciencias naturales. Primero, Rosalind Franklin que en sus ratos libres ya no jugaba a hacer ejercicios matemáticos, sino a tunear la máquina de rayos X del laboratorio y modificar la exposición que dicha máquina tenía hacia tal o cual objeto y de controlar mejor la humedad de la cámara de rayos [nota del autor: no tengo idea si fue en sus ratos libres, pero con las poquitas biografías de Rosalind que he leído y lo ñoña que era, demás que hizo unas revisiones en sus ratos libres también]. La segunda cosa relevante fue Raymond Gosling, estudiante tesista bajo la tutela de Franklin, que se puso a sacar fotos de moléculas de ADN en el marco de su tesis. Una de esas fotos, la Foto 51, fue sacada después de 100 horas de exposición de rayos X y venía con sorpresa. 

Dos hélices asimétricas. Grupos fosfatos en el exterior. Y otras cosas bioquímicas que no entiendo. Así iba detallando Rosalind Franklin en sus apuntes lo que veía en la Foto 51, la primera imagen que la humanidad ha obtenido de una molécula de ADN. ¿Hay que explicar lo trascendental que es poder ver la estructura de una molécula de ADN? ¿Que después de décadas de teorizaciones y de hipótesis, la humanidad podía ver la manera en que se organiza la literal base de todas las formas vivientes en la Tierra de los últimos 500,000,000 años? Rosalind presentó sus hallazgos en una presentación en noviembre de 1952 después de varias revisiones, segundas y terceras imágenes, y otras iteraciones propias del método científico. En la audiencia había dos giles que venían de la Universidad de Cambridge, y me opongo a referirme a ellos por nombre, así que les llamaremos “los dos giles”.

Los giles también estaban estudiando el ADN con rayos X, y cuando supieron que Franklin había encontrado lo que encontró, dijeron “¿a veeeeer?” y pidieron ver qué estaba ocurriendo en ese laboratorio de King’s College. Para enero de 1953, los giles habían hallado (según ellos) errores metodológicos en la investigación de Franklin, y que todos deberían trabajar juntos. En una serie de eventos que estoy seguro a mis lectoras no les sorprenderá, los giles le mansplainearon a Franklin su propia información y le dijeron que ella no sabía interpretar sus propios resultados. Los hombres del laboratorio le decían que publicara lo encontrado y se pasara a los giles por el borde, pero ella estaba determinada a tener modelos empíricos de la molécula de ADN, y que aún había muchas hipótesis teóricas que no daban para un paper. Aquí la cuestión o se hace bien o no se hace.

Aquí yo veo un vinilo. Acá Rosalind vio ADN: La Foto 51.

Rosalind Franklin dejó King's para investigar a Birbeck College en Londres, ella tenía ganas hace rato de cambiar de aires. El jefe del lab le dijo que las notas y la información generada tenía que quedarse en King's, así que ella las dejó allí. Las fechas que hallé acá no son exactas, pero sí es real que los dos giles fueron a la exoficina de Franklin, vieron la Foto 51 y los muchos apuntes de ella, dijeron “oe parece que igual tenía razón” y usaron su información para continuar su estudio. Con continuar es usar los resultados de Franklin y que los dos giles escribiesen las conclusiones.

Marzo 1953, los giles publican/plagian/roban los apuntes de Rosalind Franklin y dicen que ellos son los autores de tan radicalmente revolucionario descubrimiento como la Foto 51 y el descubrimiento del modelo de la molécula de ADN. Los nombres de Rosalind Franklin y Raymond Gosling no aparecen por ningún lado. Al mes siguiente en su artículo en Nature, tuvieron la buena onda de poner en un pie de página que fueron “estimulados por los conocimientos generales” levantados por Rosalind Franklin y Maurice Wilkins (otro colega en el King’s College). ¡¡Franklin les escribió todo el artículo!! Para echarle sal a la herida, se llegó a un acuerdo (que es más bien un manotazo de ahogado) entre Wilkins, el director de Cambridge (donde venían los giles) y Nature que un paper que eventualmente levantaron Franklin y Wilkins saliese en la misma edición. Pero el de los giles aparece páginas antes, por tanto lo escrito por Franklin y Wilkins quedó como “sí, nosotros apoyamos lo que estos dos sabios hombres están diciendo”. Y el trabajo de hormiga de Gosling también queda olvidado.

La historia de la Dra. Rosalind Franklin culmina en abril de 1958, cuando un cáncer de ovarios se lleva sus 37 años de vida. Y en 1962, los dos giles se ganan el Premio Nobel de Fisiología/Medicina por [cita] “sus descubrimientos en torno a la estructura molecular de los ácidos nucleicos y por su significancia en transferir información de material viviente”. ¿Franklin? ¿Gosling? No. Los dos giles se quedaron con todo el crédito. Maurice Wilkins aparece como tercer co-autor, pero él no tuvo los cojones para decir que la difunta Rosalind Franklin fue la pieza clave en todo este descubrimiento.

Si buscas “ADN doble hélice” te aparecerá el nombre de los dos giles en internet, posiblemente sus nombres aparecieron en tus libros de ciencias naturales. Si fuiste a mi colegio, quizás te acuerdas del profe de biología que con pasión narró la revolucionaria significancia que los dos giles tuvieron en las ciencias naturales, y el merecido Premio Nobel que recibieron gracias a sus descubrimientos.

No. Fue un robo.

Los dos giles no tenían el conocimiento metódico que requería el descubrimiento de la doble hélice. Uno de los giles ni siquiera provenía de un campo afín al estudio de cristalografía con rayos X y su inexperiencia llevó a muchos errores que apuntes ROBADOS le permitieron reinterpretar.

Uno de los giles falleció hace unos años ya. El otro celebrará pronto su 94° cumpleaños, luego de una vida de galardones y reconocimientos que no se merece. No he revisado su biografía, quizás tenga sus propios méritos; pero lo que hace que él pase a la historia, el Premio Nobel de Medicina de 1962, es algo que él no se merece.

Rosalind Franklin sufrió machismos desde su infancia cuando su papá no quiso que entrara a la U a estudiar ciencias naturales. Cuando en algunos de sus laboratorios fue acosada por hombres que no querían entender que una mujer fuese super inteligente y que esté ahí por sus méritos. Fue mansplaineada en su área de expertiz por un gil que “sabía más por ser hombre”. Y fue olvidada por la historia en uno de los descubrimientos más grandes del siglo XX.


Gil culiao, a ti te estoy hablando: Devuélvele el Nobel a la Doctora Rosalind Elsie Franklin. En el 60° aniversario del Nobel que te robaste, que se haga la justicia que tanto debes.

En el Día Internacional de la Mujer, creo que ellas deben tener el micrófono para narrar las muchas cosas que ellas consideran relevante. A mí, como hombre y como persona que cree en el universal acceso a las ciencias naturales, lo mínimo que me corresponde es denunciar lo que dos giles hicieron hace décadas y que el comité del Premio Nobel no ha arreglado desde entonces. Y un granito de arena para que el legítimo legado de la Doctora Franklin viva por siempre.

Saludos al Doctor Raymond Gosling (1926-2015). Qué triste que los et al sean otro grupo olvidado por la historia.