Hace dos semanas, se le preguntó en la tele al candidato presidencial Manuel José Ossandón sobre sus opiniones del Acuerdo de París (AdP), la política medioambiental y demás. Él no sabía nada de nada. Y eso está mal. Mal por la cresta. El AdP tiene relevancia histórica y por lo menos (¡por lo menos!) hay que saber de qué estamos hablando. ¿Desea saber qué es esta cosa que ha estado tan en boga? Siga leyendo. Intentaré que no salga (tan) fome.
"Ay no sé...no sé, yo no sé"
Los famosos dos grados
Estamos rápida y progresivamente despedazando nuestro planeta. Si le preguntas al 99.9% de la comunidad científica te dirá que el calentamiento terrestre es culpa humana, y eso está derivando a episodios cada vez más intensos de desastres naturales, afectación en sistemas productivos y ecológicos y eventualmente...un cambio radical en el comportamiento de la Tierra que podría hasta hacerla in-vivible.
El AdP quiere evitar que la temperatura de la superficie terrestre sobrepase los 2ºC respecto a la época pre-revolución industrial. Sonará miserable, pero estos 2ºC son del rango anual promedio a escala planetaria. Para entender qué estamos hablando: Son sólo 4-5ºC los que nos separan de la última glaciación. Asimismo, hay quienes proponen que hacían 5-6ºC más en la época de los dinosaurios que en la actualidad, y allí no había hielo en los polos.
Analizando el paleoclima, la Tierra se enfrió en 150 millones de años lo mismo que se ha calentado los últimos dos siglos. Deténganse un momento y vean esos números: La misma variación térmica ocurrió en toda la era de los dinosaurios y en el siglo que hemos quemado carbón y petróleo. En un 0.0001% del tiempo, la Tierra revirtió algo que le tomó 150 millones de años la primera vez. ¿Tendremos algo que ver?
Bastaron menos de 2ºC durante 80 años. ¿Tendremos algo que ver? [Glaciar Ameghino, Argentina]
Un poco de Historia
Los tratados internacionales para hacerle frente al Cambio Climático tienen su par de años ya (sin contar los de la capa de Ozono y demás). El más famoso es el Protocolo de Kyoto en los '90s, donde los países ricos acordaron limitar las emisiones de gases de efecto invernadero (o "GEI" para los amigos). Fue una intención noble, pero no alteró el modelo productivo y no vimos mejoras sustanciales. Estos acuerdos eran al final un arreglín entre los países ricos para poder decir que eran sustentables, y una imposición hacia nosotros (los pobres) sobre cómo teníamos que desarrollarnos y producir.
El problema continuó.
En el 2009 empezó a hablarse de estos 2ºC y que tenemos que frenar aquí o game over. Llegó el 2015 con el AdP donde todos los países nos fuimos con tareas para la casa. Los países más emisores suscribieron medidas distintas a los más pobres, pero (¡por fin!) nos dejamos de pasar el cacho entre naciones y entendimos que la cosa va en serio.
¿Qué dice París?
Es un acuerdo al que todos los países suscritos nos comprometemos según metas auto-impuestas. Le pusimos números al tope planetario (2ºC) para el año 2050. Como humanidad llegaremos a un peak de emisiones en los próximos inmediatos años, y de ahí mejoremos hacia un avance tecnológico, legislativo y conductual que nos genere un balance igual a cero. Avance tecnológico que por supuesto debe partir ahora mismo, mientras lees esto.
[París. Navidad 2015]
Las metas nacionales se deben ir monitoreando y poner metas más estrictas al avanzar el acuerdo. Además, se deben reportar todas las contribuciones de GEI y todas las medidas de mitigación/captación de gases cada cinco años para mostrar progreso. En cetáceo: Chile tiene que trabajar en pos de las medidas que puso el 2015, y el 2020 aumentar la exigencia de éstas, y así sucesivamente. Sin importar quién esté en el poder, el AdP se mantendrá vigente.
Finalmente e igualmente trascendental, París incluyó un capítulo grande en adaptación al Cambio Climático. Si usted está leyendo estas líneas el 2017, sepa que la Tierra ya se ha calentado 1.5ºC respecto a sus niveles pre-revolución industrial. Si hoy los 7.400.000.000 humanos de la Tierra detuviéramos todas nuestras emisiones, necesitaríamos esperar hasta el 2100 para llegar a niveles pre-industriales. Dicho en shileno: Hermano ya la vendimos, ahora a apechugar. Planificar medidas para combatir las tormentas, sistemas frontales, ondas de calor, El Niño, incendios forestales, etc., que nos llegarán con más intensidad que lo que ya hemos presenciado. El mundo cambió; deberemos también adaptarnos a esta nueva Tierra.
¿Y Chile?
La pregunta del millón de dólares. Chile en su subdesarrollo podrá parecer chico comparado a monstruos emisores como USA y China, pero al revisar emisión per cápita, somos de los peores debido a nuestro modelo productivo extractivista. Los compromisos chilenos son:
- Reducción de GEI en un 20% hacia el 2030, con el año 2007 como año base. Podrá sonar rimbombante, pero este % está siendo medido en base al PIB, no a las emisiones. Es una letra chica que dice básicamente "mientras estemos creciendo como país, podemos reducir nuestros GEI", pero la producción siempre estará arriba. Sin embargo, es mejor que nada y es un inicio que tenía que comenzar en algún lado.
- Reforestación de 100 hectáreas, principalmente de bosque nativo. 100 hectáreas es otra cifra bastante cómoda: se nos quemaron 800 ha este verano en los incendios, y frente a eso 100 no dice mucho. Empero, dentro de todas las críticas que le podemos hacer al modelo forestal, era éste el principal captador de GEI que teníamos en el país. Se calcula que el sector forestal absorbía 2 millones de toneladas de CO2 al año (aprox.), número que decrecerá mucho este 2018 con todo lo quemado...así que quien llegue a La Moneda: Por favor ponle prioridad a estas hectáreas, y a todo lo demás que se nos calcinó.
Estos palos quemados (que alguna vez fueron Palma Chilena) no son producto directo del Cambio Climático. Pero hagámonos a la idea de ver más de estos palos quemados.
- Nueva matriz energética por un lado, y mayor fomento a las Energías Renovables por otro. Estas medidas nos significan palabras mayores: 3/4 de los GEI chilenos son del sector energía (electricidad, termoeléctricas, bencina, etc.). El compromiso dice que para el 2050 un 70% de nuestra matriz será mediante energías renovables (en comparación al actual 17%). Lo interesante acá no es el porcentaje, sino los incentivos y cambios en políticas públicas que ocurrirán para modificar la matriz energética.
El año pasado ocurrió algo remarcable en nuestra historia: al hacer la raya para la suma (considerando instalación, mantención, etc.), Chile fue el único país del mundo donde la energía solar resultó ser más rentable y barata que la energía basada en combustibles fósiles. Tenemos ni idea cuántos km² en Atacama siendo irradiados por el sol todos los días. Tapizamos con paneles y listo. O cualquier otra estrategia que se quiera implementar, todo suma en esto.
Serán todo lo feo que quieras. Pero son todo lo útil que necesitamos también.
- Implementación de 14 planes de descontaminación atmosférica hacia el año 2018. Ya llevamos un par instalados como el de Temuco y Osorno para material particulado fino, y declarar Concepción y Puchuncaví como zonas donde no se pueden asentar nuevas fuentes emisoras de GEI. Estos planes -se supone- no son simplemente decirle a la gente que no queme leña húmeda o más fiscalización invernal, sino que hacer un recambio de las fuentes calefactoras y mejorar el aislamiento térmico domiciliar. Y obviamente, esperamos que estos planes respeten las geografías y realidades locales. Un solo plan maestro fracasará porque lo que pasa en Concepción, Temuco y Osorno son tres realidades sociogeográficas bien distintas.
- Nuevos impuestos para emisiones de fuentes móviles e industrias. Acá el fin es que las empresas se responsabilicen de sus GEI, y que salga más caro hacer una producción tradicional contaminante que una producción limpia. Nada nuevo bajo el sol. Las dudas son: ¿se implementarán? ¿Cuántos? ¿Cómo?
En Valparaíso esta postal se hará cada vez más común. Empecemos a trabajar para que no se haga cada vez peor.
Mira, yo sé que existen deudas sociales históricas en una plétora de sectores: educación, salud, inmigración, derechos para las mujeres, previsión y más. Yo sé que cada una de esas discusiones da para mil tesis y aún más propuestas de cambio. Yo sé que el medioambiente es un tema denso y que es fácil "abstraerse" de él, pensar que es algo que pasa allá en los bosques del sur, en China o que nos pegará fuerte en un par de décadas. No es así. Ya nos está pasando la cuenta. La hora de actuar empezó el 2015 y me preocupa que el señor Ossandón le diga "no sé". Le diga "no sé" al planeta al que le debemos nuestra misma existencia. Me preocupa que ningún candidato a las primarias de este año se ha manifestado seriamente en torno al medioambiente, me preocupa (y encabrona) que Trump ningunee el Cambio Climático porque un día de invierno hizo frío.
Tenemos tiempo todavía, pero no tanto.
Saludos a Gro Harlem Brundtland.